Vivimos en un nuevo orden económico social, este nuevo orden ha generado dinámicos procesos de regionalización que han conformado bloques con mayor potencial político-ecónomico y a la vez ha producido una gran confusión social como resultado de la disvirtualización de los valores fundamentales que sustenta toda sociedad.
Este fenómeno llamado globalización supuestamente debía traer aparejado una mayor prosperidad y bienestar a las personas, parece haberse convertido en un sistema «tuerto», ya que los resultados a la vista es una fantástica concentración del poder económico.
Dicha concentración ni siquiera es producida por los países, si no por grupos empresarios que han pasado así a ser los principales protagonistas y hacedores de las políticas económicas en el ámbito mundial, en una suerte de capitalismo salvaje en donde los seres humanos estamos al servicio de los recursos económicos en lugar de los recursos estar al servicio del ser humano.
Este nuevo orden ha fomentado un materialismo en donde lo que vale es tener y no ser y una proliferación de la pobreza y exclusión con la añadida de que los masivos medios de comunicación con los que contamos hoy en día le muestran a esta multitud de seres que se encuentran bajo el nivel de pobreza, como en una gran vidriera, todo lo que esta disponible pero todo lo que es falta.
Las estadísticas nos prueban que aún en los países desarrollados cada vez es mayor la brecha entre pobres y ricos, y es que se ha roto la regla de oro que haría posible gozar de los beneficios de esta economía globalizada. Esta regla es sin duda LA RECIPROCIDAD.
Esta falta de reciprocidad esta generando en los pueblos de esta región una fuerte recesión, un alto índice de desempleo y una situación socio económica que obviamente no es sustentable en el largo plazo.
Particularmente en la Argentina esta produciendo la sistemática destrucción de la clase media que la ha distinguido como país en Latinoamérica.
En este congreso hemos escuchado disertaciones sobre la competitividad, como una regla de oro para el crecimiento económico. Yo me pregunto cómo compite una empresa PYME, por muy eficiente que sea con productos que provienen de países en donde no existe forma alguna de seguridad social, o que por una taza de arroz se trabaja 12Hs diarias.
Es una alternativa valida que los países que han logrado ciertos adelantos en materia de seguridad social o de calidad de vida, deban bajar este nivel en pro de la mágica competitividad?
Es importante que aclarar a esta altura, que estoy plenamente de acuerdo con la necesidad de que la pequeña y mediana empresa se debe organizar, tecnificar, darle valor agregado a sus productos etc., etc., pero a costa de ser realista, sin querer pecar de pesimista, probablemente alguna empresa PYME encuentre algún nicho de mercado, algunas puedan asociarse para competir, pero seguramente no es la inmensa mayoría de las empresas PYMEs.
Si tenemos en cuenta que en el mundo desarrollado, subdesarrollado o en proceso de desarrollo, como lo queramos calificar, las empresas PYMES son en promedio el 90% de las empresas del mundo, nos daremos cuenta sin tener que analizar mucho, que estamos frente a un problema grave.
Ahora bien, sin duda la globalización nos ha proporcionado la posibilidad de poder ofrecer nuestros productos a clientes del mundo entero, ya que las distancias han desaparecido con las nuevas tecnologías, pero para que sea cierta esa posibilidad también debería globalizarse el compromiso social de las Empresas y de los gobernantes defendiendo el libre comercio como una conquista adquirida, siempre que los productos provengan de países donde los derechos del trabajador sean respetados con un mínimo de justicia social.
No seamos cómplices de los holdings empresarios que instalan sus fabricas en el país que más les conviene, aún en detrimento de la economía de sus propios países de origen, con el único fin de un mayor enriquecimiento, basado en la explotación de las personas. Dejando de lado los valores básicos que debe poseer una empresa, el compromiso con su personal en primer lugar y con la sociedad, que en definitiva es su cliente.
Hay otro modo de hacer las cosas y las mujeres podemos y debemos ser las pioneras de este movimiento que lentamente sé esta generando, la Empresa con responsabilidad social.
Y no crean que es una utopía romántica, ya que hay ejemplos de empresas muy exitosas que tiene como premisa este principio.
Me gustaría pensar que como mujeres empresarias tendremos una mayor sensibilidad sobre la importancia de la empresa con compromiso social. Este compromiso se inicia siendo exitosas, ya que de este modo proveeremos un mayor bienestar a las personas que trabajen con nosotras, pero allí no termina nuestra responsabilidad como actoras sociales, ya que debemos actuar para que este nuevo orden socioeconómico este regido por los valores que sustentan una sociedad sana, donde la prosperidad sea sustentable y equitativa, el poder económico se democratice vía el fortalecimiento del tejido empresarial PYME, de lo contrario las democracias políticas tampoco serán sustentables en el largo plazo.
Cada una de nosotras somos empresarias y consumidoras, esto nos da un enorme poder económico. Desde estos espacios podemos realizar un gran trabajo no adquiriendo productos que provienen de empresas que son explotadoras, beneficiando así a las empresas que se destaquen por su compromiso con la sociedad.
Al inicio de este Congreso nos marcaron la importancia de nuestro rol como amas de casa, del que seguramente todas estamos orgullosas, pero aquí estamos reunidas en función de nuestro poder económico, debemos estar conscientes de ello, de nuestro poder como empresarias, poder como consumidoras y poder por el simple y contundente hecho que somos mas del 50% de la población mundial y criamos al 50% restante.