Segunda idea: «El siglo XXI ciertamente será dominado por una rica, confiada e instruida Asia del este, pero también se caracterizará por una continua integración de la Unión Europea y por el desarrollo de un genuino bloque anti-norteamericano en América latina y el Caribe»
¿El ascenso de Asia – más que la combinación del déficit de los EE.UU. y el nuevo terrorismo – será el mayor obstáculo para la extensión del rol hegemónico de EE.UU.? ¿Usted piensa que, finalmente, el siglo XXI será realmente el «siglo asiático»?
La postura militar norteamericana en el este de Asia es anacrónica. Las principales tendencias en el área son comerciales, incluyendo el decisivo giro de China hacia el desarrollo económico capitalista, acuerdos de libre comercio entre los países del sudeste asiático y China, y la creciente integración económica entre Taiwán y la China continental.
A medida que China comienza a lograr una riqueza comparable con la del resto de Asia oriental, se crea una base de genuina estabilidad, no una impuesta militarmente.
La principal causa del pesimismo en Asia oriental es la situación económica y política de Japón.
El siglo XXI ciertamente será dominado por una rica, confiada e instruida Asia del este, pero también se caracterizará por una continua integración de la Unión Europea y por el desarrollo de un genuino bloque anti-norteamericano en América latina y el Caribe.
El desarrollo más importante es la apertura del Mercado chino para la agro-exportaciones de América Latina. La competencia de China con los EE.UU. por el petróleo canadiense y la inversión china de largo plazo en países como Irán y Kazajstán. La antigua confianza en la fuerza militar probablemente arrastrará a los EE.UU. y con ellos a Japón.
¿Puede China surgir como un contendiente global para la hegemonía norteamericana? ¿O su emergencia será episódica como el corto despegue japonés como retador económico en los ’80? ¿Será capaz China de crear, aun lentamente, una coalición sostenible contra el poder incumbente?
China está destinada a convertirse en una superpotencia – una tan grande como la de los EE.UU. con una población cinco veces mayor. China no es una amenaza militar para el mundo, pero pronto tendrá la capacidad de defenderse contra los porta-aviones norteamericanos y los sistemas de vigilancia satelital.
Los grandes logros económicos chinos podrán tener implicancias militares en el futuro, particularmente si los EE.UU. continúan amenazando, pero el crecimiento económico es más probable que les otorgue a los chinos un interés en la paz y estabilidad y provea las bases para una transición hacia la democracia comparable a lo ocurrido en Taiwán a fines de los 80.
Taiwán disfruta hoy de un gobierno democrático, pero hasta 1988 fue gobernado por un régimen autocrático de un solo partido que impuso la ley marcial durante cuarenta años.
Los logros de altos niveles de ingreso en Taiwán finalmente hicieron insostenible el autoritarismo del Partido nacionalista y condujo al fin del monopolio del poder. Es lo que hoy está ocurriendo en China. El mayor desafío para seguir progresando es el belicismo de los EE.UU.
¿Puede nombrarnos hechos económicos que expresen el cambio de relaciones entre los dos poderes – China y Japón- en Asia Pacífico?
Como señal del progreso chino, en la segunda mitad de 2002, China remplazó a los Estados Unidos como el principal exportador a Japón. China es todavía el segundo socio comercial de Japón detrás de los Estados Unidos, pero los números indican que China está rápidamente superando a los EE.UU. como el principal exportador a Japón.
Aproximadamente el 17.8 % de todos los bienes importados por Japón durante el primer semestre de 2002 procedían de China, de acuerdo con la Organización de Comercio Exterior de Japón (JETRO: Japan External Trade Organization).
Justo detrás de EE.UU., responsable por el 18.2% de las importaciones japonesas durante el mismo período. Pero mientras que las importaciones desde China crecieron en ese periodo, las de EE.UU. decrecían, angostando la brecha.
La creciente integración económica entre China y Japón y entre China y Taiwán revela cuan gastada se volvió el énfasis en bases militares y porta-aviones.
Tercera idea: «Durante la década de 1990 el sistema político de Japón falló en reorientar la estrategia económica del país, como consecuencia Japón comenzó una larga declinación hasta convertirse en la Argentina de Asia oriental –una vez un país rico que perdió su rumbo.»
Como observador privilegiado de la realidad japonesa ¿Piensa que Japón puede resurgir como uno de los poderes globales, o Europa, China e India «enterrarán» el sueño japonés?
Japón es el enfermo de Asia. Luego del tremendo crecimiento económico de la posguerra hizo varios errores decisivos. En vez de aumentar la demanda interna y establecer relaciones comerciales beneficiosas con los otros países de Asia oriental, continuó dependiendo de sus viejas relaciones de la guerra fría con los Estados Unidos.
Durante la década de 1990 el sistema político de Japón falló en reorientar la estrategia económica del país, como consecuencia Japón comenzó una larga declinación hasta convertirse en la Argentina de Asia oriental –una vez un país rico que perdió su rumbo.
Se ha ligado tan fuertemente a los Estados Unidos como un satélite militar y es dependiente económicamente. Como resultado corre el riesgo de perder su habilidad de ajustarse al mundo pos comunista asiático.
Mientras continúe la década de recesión económica y el sistema político ha probado ser incapaz de desafío, Japón parece no haber podido fraguar una estrategia económica. Japón esta comenzando a parecer un país una vez próspero que debido a la complacencia y una búsqueda obsequiosa de la panacea de la economía americana, esta declinando en la mediocridad.
¿Usted piensa que Japón puede revertir la tendencia?
A pesar de las innumerables demandas de reformas y las continuas revueltas del sistema político japonés, nada ha cambiado. Su sistema político monopartidario todavía está desgarrado por la corrupción y la incompetencia.
El único futuro real de Japón reside en la integración cooperativa con China y el resto de Asia oriental. Hasta el momento muchos hombres de negocios japoneses están invirtiendo en China.
Pero el pronóstico no es bueno. Japón necesita una revolución, una que sus lideres no pueden concebir y que sus maestros militares norteamericanos tratarán de frustrar si alguna vez parece susceptible de suceder.
Con la reciente doctrina «preventiva» aplicada por primera vez en Medio Oriente, qué tipo de «rechazos» podemos esperar a nivel mundial?
Permítame comenzar por el concepto de «blowback o rechazo». Ni siquiera un imperio puede controlar los efectos a largo plazo de sus políticas. Esta es la esencia del rechazo.
El término lo inventaron los oficiales de la CIA para su uso interno, pero comenzó a circular entre estudiantes de relaciones internacionales. Se refiere a las consecuencias no planificada de políticas que se mantuvieron en secreto para los ciudadanos norteamericanos.
Y debido a que vivimos en un sistema cada vez más interconectado, estamos todos, en cierto sentido, viviendo en un mundo de rechazos.
¿Qué puede decirnos del significado a largo plazo de la operación Irak?
La Guerra de Irak es muy posiblemente la más seria herida auto infringida en la historia de la política exterior norteamericana. Fue causada por el militarismo e imperialismo norteamericano, que son el tema de reciente libro The Sorrows of Empire.
¿Imperialismo y militarismo no son términos ideológicos obsoletos?
Permítame aclararle lo que quiero decir con imperialismo y militarismo. De acuerdo con el inventario anual del Pentágono – el llamado Base Structure Report que detalla el patrimonio inmobiliario del ejército de EE.UU. en el interior y en el exterior — tenemos poco más de 750 bases en 132 países.
Esta basta red de bases constituye una nueva forma de imperio – un imperio de enclaves militares en vez de colonias como en las viejas formas del imperialismo. Nuestro ejército despliega bastante más de medio millón de soldados, espías, técnicos, maestros, dependientes y contratistas civiles en otras naciones.
Para dominar los océanos y mares del mundo, mantenemos aproximadamente doce transportes de unidades que son bases flotantes. Operamos numerosas bases de espionaje, que no figuran en el Base Structure Report, para espiar lo que la gente en el mundo, incluidos nuestros propios ciudadanos, dicen, faxean o mandan mails a otros.