A pesar de las decenas de posibilidades que están a nuestro alrededor, de la riqueza de recursos naturales de nuestro país, del avance tecnológico que ya alcanzamos, sólo existen dos recursos que pueden impulsar el progreso en nuestras carreras y, consecuentemente, en las organizaciones.
Esos recursos son complementarios, pero tienen formatos opuestos. Uno de ellos es limitado, escaso, no renovable, por lo tanto necesita ser administrado de una manera sumamente profesional, ser dado en cuentagotas, para que no haya ningún desperdicio.
Ese recurso tan precioso y especial es el TIEMPO.
El otro recurso que poseemos, por el contrario, es abundante, renovable, ilimitado. Muy probablemente vamos a terminar nuestras vidas sin poder usar siquiera la mitad de su potencial, aunque estemos utilizándolo sin descanso.
El recurso abundante son las NEURONAS, la capacidad de aprender, de crear, de hallar soluciones innovadoras. Esos dos recursos son la base y la medida de nuestro potencial. La buena administración de esos recursos hace que seamos eficaces, a esto se le da el nombre de talento. La aplicación constante del talento tiene como resultado lo que solemos llamar éxito.
Siendo así la administración del tiempo y de las neuronas es la razón directa y la medida justa de nuestro éxito. Nos cabe, por lo tanto ser especialistas en la gestión de estos recursos. Aquí comienza nuestro desafío de cambio.
Considerando que el Tiempo es un bien de características tan fugaces, sería lógico pensar que el uso económico y adecuado es una práctica frecuente, sin embargo no es así. El primer error que se comete es no percibirlo como un recurso escaso. Creemos que siempre lo tendremos Tiempo suficiente para realizar todo lo que deseamos. Desperdiciamos nuestro precioso Tiempo, como si fuese ilimitado. Perdemos Tiempo, un pecado… Hay días (¡como estamos inconscientes!) que deseamos que el Tiempo pase más rápido. Rezamos para que la semana acabe. Siendo un bien tan perecible, no deberíamos nunca perder ni siquiera un minuto, pero tiramos por la ventana de nuestros días el valioso Tiempo que puede llevarnos a alcanzar todo el éxito que anhelamos.
Lo paradójico es saber que con las Neuronas, un recurso tan abundante, ocurre justamente lo contrario. Ahorramos ideas, mantenemos durante años las mismas rutinas, tenemos dificultad de alterar métodos, nos quedamos atados a antiguos hábitos. Nuestra capacidad de tener ideas y de desarrollar soluciones está limitada por nuestras estructuras actuales. Sin embargo, podemos desperdiciar ideas tranquilamente, tener ideas inútiles, deshacernos de las ideas sin miedo, porque siempre hay posibilidades de tener más y más. Y otra cosa, lo que más impresiona en ese recurso es que cuanto más activamos nuestras Neuronas -a través del aprendizaje, de la sintonía con el mundo que nos rodea, con reflexiones sobre causa y consecuencia- cuánto más ideas tenemos, mayor es nuestra capacidad de tener ideas.
Las Neuronas son un recurso fabuloso. Pueden, incluso, maximizar el uso del recurso Tiempo. Pueden transformar todos nuestros resultados, crear oportunidades, apuntar caminos, hallar soluciones inusitadas. La mayoría de las veces, ni siquiera utilizamos ese vasto recurso. Esperamos que el Tiempo (escaso) resuelva todos los problemas, y dejamos a las Neuronas (abundantes) fuera de acción.
Un reflejo de ello es la forma en que el mercado comercializa esos recursos. Las organizaciones nos contratan a causa de nuestro recurso Neuronas, sin embargo administran nuestro recurso Tiempo. Quieren saber a qu é hora llegamos, verifican a qué hora salimos, están focalizadas en la cantidad de horas que les vendemos por semana. Llegan a pagar por horas extras que podamos ofrecerles, pero muy difícilmente, recompensan nuestras ideas, casi nunca miden nuestro uso de Neuronas, jamás remuneran por ideas extras.
En esa práctica -de cabeza para abajo- del mercado, vendemos nuestra escasez, el Tiempo y ahorramos nuestra abundancia, las Neuronas. Asumimos con las organizaciones un compromiso dictado por el reloj, no por el proyecto. Trabajamos por el número de horas, no por la tarea. Tenemos fechas, horarios y plazos en nuestro compromiso de trabajo, pero si no tenemos ideas originales, no inventamos ningún método extraordinario ni encontramos soluciones nunca antes pensadas, no hay ningún problema.
La mayoría de las veces nadie espera que usted entregue en Neuronas el valor que recibe como remuneración. Pero todo el mundo va a quedarse preocupado si usted llega una hora más tarde, o si no vuelve del almuerzo un martes lluvioso de invierno.
Van a descontarle del salario el Tiempo que usted no entregó a la empresa, pero no pasa por la cabeza de nadie, no pagarle su salario, si durante el mes usted no tuvo ninguna idea nueva.
Lo peor de todo es percibir cuánto estamos sumergidos en ese modelo. Inconscientes del valor de los recursos que poseemos. No deberíamos jamás vender nuestro Tiempo, siendo él un recurso tan especial.
Deberíamos estar preservando nuestro Tiempo de manera inteligente, administrando cada momento, decidiendo lo que tiene valor, lo que es más iimportante, lo que debe ser realizado aquí y ahora; eligiendo cómo vivir cada minuto, haciendo lo correcto de acuerdo con nuestros propósitos de vida.
Deberíamos, sí, vender nuestras Neuronas, ofrecerle al mercado ideas creativas. Producir soluciones a medida, con patrones globales de calidad, en un sistema just in time. ¿Para qué debemos entregar un mes entero de nuestro Tiempo, para dar a luz una única idea válida, producida en apenas media hora? El foco está en el lugar equivocado.
No tenemos tanto Tiempo para venderle al mercado. Hay siempre un sin número de cosas que queremos realizar, aprender, desarrollar, disfrutar, pero nunca hay Tiempo suficiente. Lo que es contradictorio, pues es un hecho por todos conocido, que no utilizamos 100% de nuestro Tiempo en las organizaciones de forma productiva. Y es claro, también, que a las organizaciones les interesan mucho más las Neuronas que el Tiempo de sus colaboradores.
Son las Neuronas que pueden obtener resultados, alcanzar metas, producir con calidad, generar ganancias. Es la suma de las Neuronas actuantes de una organización la que le da valor a la Marca y crea las posibilidades futuras. No importa cuánto Tiempo las personas entregan a una empresa, sino la utilización eficaz de las Neuronas durante ese Tiempo.
Es necesario que la organización desarrolle un nuevo modelo de relaciones profesionales, basado en el uso de las Neuronas, focalizando resultados. Hay empresas quebrando por falta de ideas, pero gastando millones en la compra del Tiempo de sus empleados. En el otro extremo hay personas entregando valioso Tiempo a cambio de poco.
Esa negociación es del tipo pierde-pierde, o sea las dos partes pierden. Debemos entregar Neuronas, recurso abundante para nosotros y valioso para la empresa y ahorrar Tiempo, valioso para nosotros e irrelevante para la organización.
Vemos algunas raras, no obstante exitosas, experiencias de ese tipo. Horarios flexibles, contratación por tarea, equipos movilizados por proyectos, equipos virtuales, trabajo en casa, reuniones on line, foco en el desempeño, remuneración por resultados. Es una nueva realidad que va rompiendo la frágil estructura en que están basadas las actuales relaciones laborales.
En un ambiente en que bastaba tener una buena idea de vez en cuando para permanecer en el mercado, era permitido que se desperdiciase Tiempo. En una situación de competencia feroz, donde globalizamos soluciones en el correr de segundos y creamos expectativas simplemente apretando una tecla, agilidad es la palabra clave. Tiempo es un recurso cada vez más escaso e ideas es la diferencia competitiva.
En ese nuevo ambiente las organizaciones necesitan estar preparadas para contratar Neuronas y romper el paradigma ineficaz de administrar el Tiempo de sus empleados.
Es un gran cambio el que estoy proponiendo. Pero no hay alternativa. ¿Cuánto puede durar el actual sistema organizativo? ¿Qué valor les llegará a los accionistas con la buena administración del Tiempo de los empleados? ¿Qué resultado puede alcanzarse con el hecho de marcar tarjeta eficientemente?
Hoy vemos personas que presiden asociaciones, son administradoras en sus condominios, lideran programas comunitarios, teniendo que presentar justificativas por faltar a un día de trabajo, certificados que garanticen que sólo faltaron por enfermedad, documentos que declaren cómo utilizaron el Tiempo contratado por la empresa, independientemente de cuánto valor puedan estar agregando a su recurso Neuronas.
Puede parecer extraño, pero ser feliz hoy representa una gran diferencia competitiva dentro de ese nuevo paradigma. Personas felices aprenden mejor, tienen más ideas, encuentran más soluciones.
Contrate personas para que sean felices, permita que usen el Tiempo de la forma que deseen, concéntrese en administrar las ideas surgidas, de manera tal que pueda multiplicar sus efectos.
Contrate Tiempo y tendrá personas a su disposición, contrate Neuronas y tendrá superación de metas y logro de resultados.