Continuamente recibimos consultas de personas que quieren comenzar un emprendimiento, a veces tienen algo de capital y no saben muy bien qué hacer.
Más allá del hecho que es imprescindible evaluar las fortalezas y debilidades personales ya que, seamos sinceras, no siempre podemos llevar acabo todo lo que nos proponemos, tenemos que evaluar lo que el mercado quiere comprar.
Sí, por extraño que parezca, tenemos que ponernos «del otro lado del mostrador» y analizar la demanda que nuestro emprendimiento puede tener.
Podemos estar fascinadas con la idea de fabricar sombreros, pero si los niños comenzaran a nacer sin cabeza…
Además, más allá de la demanda actual, tenemos que tratar de percibir las tendencias globales y compararlas con la realidad local.
A veces, en vez de pensar y diseñar el negocio, tendemos a copiar los que tienen éxito. Pero ese éxito se evapora rápidamente por el ingreso de muchos competidores en un mercado muy chico, recordemos sino los negocios de las cookies, las pistas de patinaje sobre hielo, las canchas de tenis, las canchas de paddle, las de futbol, los remises, las empresas punto com, etc, etc.
Con esa actitud es muy probable que «zafemos» momentáneamente pero tendremos que estar empezando continuamente, lo cual es agotador. A menos, por supuesto, que estemos considerando algun tipo de venta ambulante 😉
Para buscar oportunidades de negocios es necesario explorar las tendencias:
– la población envejece: lo cual abre muchísimas posibilidades, no sólo en el cuidado de los ancianos, sino también, por ejemplo, en su recreación.
– la población femenina se vuelca cada vez más al mercado laboral: es infinita la cantidad de tareas que antes hacían todas las amas de casa y que cada vez más constituyen oportunidades laborales para terceros, cuidado de niños pequeños, tercerización de servicios administrativos (ya sea en forma presencial o online, sobre todo analizar esta última alternativa), comidas, limpieza, etc. Sólo con hacer una lista de la inmensa cantidad de tareas domésticas que antes nadie consideraba un trabajo, vamos a tener una clara conciencia del valor económico de todo lo que hacíamos y nadie reconocía (empezando por nosotras) y de la oportunidad que significa.
– el aislamiento, la seguridad, negocios basados en el home business, comunicaciones, logística (alguien tiene que entregar lo vendido online, no?), teletrabajo.
– el turismo y derivados: veamos el caso de una ciudad como Bs. As. que comenzó a vivir del turismo, ¿la gente tomó clara conciencia de eso? ¿Quién capacita a la cantidad de empleados de las tiendas que nunca se distinguieron por la buena atención a los clientes locales, menos aún a los extranjeros?
Modales, técnicas de venta, conocimientos de inglés y portugués. El caso del portugués es casi vergonzoso, somos socios de Brasil y los comerciantes locales, en el mejor de los casos, farfullan un portuñol horrible.
Bed and breakfast, casi no hay de esos servicios. Guías turísticas zonales interesantes, recién empiezan a asomar, pero siempre incompletas; aquí hay una excelente oportunidad para un grupo de arquitectos, diseñadores, historiadores, operadores turísticos, que se animen a «pulir asperezas» y trabajar juntos.
– Tango, tango, tango: ya sé que este es un ejemplo que solo tiene validez en Argentina pero, vale ¿cuánta gente se dio cuenta que el tango factura y mucho?
El chileno Fernando Flores (Club del emprendedor) dijo, cuando estuvo en julio, que el negocio del tango facturaba 200 millones anuales, francamente no he verificado la cifra, pero es un nicho de mercado muy interesante.
Al respecto recomiendo releer: «El desafío de crear futuros«.
– Rareza: todo lo local (artesanías, mermeladas, carnes argentinas criadas a pasto, productos naturales). Para ser global (una verdadera necesidad) hay que comenzar por ser local.
Nadie tiene ganas de comprar imitaciones baratas, menos aún un público internacional y sofisticado (apunto a ese público porque, en el caso de la Argentina, no parece ser candidata a tener grandes producciones).
¿Recuerdan el boom del realismo mágico? Es el gran aporte de la literatura latinoamericana al mundo, es lo que ellos no tenían, de ahí el boom, lo local es lo que globalmente anda. Para eso hay que usar calidad y diseño.
Los que saben que vivo (o al menos intento) de mi estudio de diseño gráfico pensaran que defiendo mi negocio, pero no me canso de repetirle a mis clientes que la gente quiere ver cosas bien presentadas, el público es cada vez más sofisticado, para venderle cosas hay que contarle «historias», una artesanía, por poner un ejemplo, no puede dejar de tener un packaging y una etiqueta acorde que cuente su origen (su «rareza» para el otro), estimule la imaginación del otro por adquirir algo distinto y le motive a llevar la mano al bolsillo…
No sirve tener excelentes productos naturales, si luego los vendemos a granel y el otro lo envasa, «cuenta la historia» y se queda con la diferencia, í.
En los últimos tiempos me he dedicado a husmear un poco el mundo del vino (mmm, más que a husmear a probar). Leyendo sobre la visita que la Master of Wine Jancis Robinson realizó a las bodegas mendocinas, rescato las siguientes recomendaciones:
- 1. Que nos dejemos de insistir con el chardonnay y el cabernet, de los cuales hay excelente producción en el mundo y que insistamos con las cepas locales que han resultado de excelente calidad : Malbec, torrontés y tocai friulano.
- 2. Que dejemos de imitar el packaging y las etiquetas francesas o californianas y desarrollemos nombres y diseños de nuestro acerbo.
A todas luces el mensaje es, ¡apóyense en su «rareza», eso es lo que queremos comprar!
– Todo lo que sea cuidado del medio ambiente, lo que en parte se emparenta con el punto anterior.
– Sofware: ¿por qué Argentina exporta menos software que Uruguay, un país mucho más chico? ¿por qué hay tantas mujeres en esta industria y tan pocas (conozco sólo una) al frente de sus propias empresas? Este es un campo ideal para el emprendedorismo, porque básicamente el gran aporte de capital es intelectual.
– Por supuesto, biotecnología
– Cultivos no tradicionales. Hay un matrimonio que produce flores para comer.
Hay miles de actividades más o menos rentables, pero hay que abandonar eso de copiar lo que hacen todos.
– Redes de venta profesional: si las mujeres somos tan buenas en las relaciones humanas, ¿por qué no armar empresas de comercialización apoyadas en las redes de contactos, potenciados mediante las nuevas tecnologías y profesionalizas con el uso sistemático de modernas técnicas de ventas? Creo que las personas dedicadas a la venta directa, en su mayoría mujeres, no llegan a visualizarse como verdaderas emprendedoras y dueñas de su negocio.
Siempre nos preguntan cuáles son las mejores estrategias de marketing para ofrecer productos y servicios. Creo que un buen comienzo es tratar de averiguar lo mas detallado posible lo que quiere nuestro target y dárselo. También es importante estar atentas y poder ir visualizando lo que nuestro target no dice querer hoy (no lo sabe, por eso es una tendencia) pero de pronto va a querer mañana.
En realidad es mucho más rentable venderle, por decirlo de alguna manera, más productos y servicios a los clientes actuales que salir a conseguir otros nuevos. No es que esté mal conseguir clientes nuevos, de ninguna manera, pero muchísimas veces, desaprovechamos los que ya tenemos y con quienes tenemos trato y conocimiento mutuo.
Para esto es imprescindible «entrar en el mundo» e informatizarnos. Cuando una comienza a utilizar bases de datos o hojas de cálculo para llevar el negocio (contabilidad, listado de clientes, etc), no necesita ser un genio para comenzar a percibir patrones, tendencias y, sobretodo detectar quienes nos dejan alguna ganancia.
Porque creo que todas tenemos esos clientes que nos demandan muchísimo tiempo y, hasta a veces, estamos encantadas con lo ocupadas que nos tienen, y cuando hacemos los números nos queremos moriiiirrr!!! Para ampliar el concepto ver nota: El triunfo de la revolución pragmática.
Otra pregunta común es qué es más importante a la hora de ponerse a planificar un nuevo emprendimiento (que la idea sea original, el target…)
Creo que uno de los puntos principales es la verificación de las ideas. Las ideas en general pueden ser muy bonitas pero la pregunta clave es ¿es un negocio? ¿voy a poder vivir de esto? ¿lo puedo sostener en el tiempo o, en otras palabras, es pan para hoy y hambre para mañana? Recordar la nota: ¿Así que tienes una idea?
La creatividad es muy importante, pero tiene ser considerada en un sentido muy amplio. Por ejemplo, si miramos un poquito las estadísticas (las del INDEC, nada muy sofisticado) veremos que en los últimos 30 años la clase media argentina (target de la mayoría de los emprendimientos locales) pasó de ser el 75% de la población al 45%, y no migró, justamente, para la arriba.
Si bien es verdad que una franja de la población aumentó sus ingresos considerablemente, esa franja es muy pequeña, entonces una buena pregunta sería ¿tengo los recursos y los servicios para llegar a ella? ¿es target para mi emprendimiento?
También tenemos que ser realistas y entender que los negocios evolucionan permanentemente; si la idea sólo es novedosa, vamos mal, ya que la tecnología, de alguna manera, ha «democratizado» las oportunidades, por lo tanto, copiar se copia cada vez más rápido.
Preguntas como: ¿el negocio tiene barreras de entrada? ¿qué ventajas podremos mantener? ¿Cuánto tiempo tendremos hasta qué aparezca un competidor?, son fundamentales.
Para terminar: Creo en el aprendizaje que, como dice Fredy Kofman, es lo opuesto a la locura, que «es hacer una y otra vez lo mismo, esperando un resultado distinto».