De alguna manera sobrevivimos a este viaje en medio de la nada (ver en la nota anterior la etapa Puerto Madryn). Cuando finalmente llegamos recibimos malas noticias pues nuestro bus se retrasó y el otro partió sin nosotras: nos aguardan 5 hs de espera… Decidimos ir a un restaurante y luego curiosear un poco Río Gallegos que resultó ser un lugar poco interesante, gris y poco amistoso, así que nos pusimos muy contentas cuando finalmente subimos al bus que nos llevaría a El Calafate.
El Calafate
Llegamos a eso de la 1 de la mañana y, luego de 30 hs de viaje, caímos exhaustas en la cama sabiendo que sería una noche muy corta… A las 7:30 hs de nuevo en el camino hacia el Perito Moreno, el famoso glaciar que se encuentra en las afueras de El Calafate; 2 hs de viaje que aprovechamos para dormir con un ojo abierto para espiar el paisaje.
Los guías nos despiertan para que tomemos fotografías del arco iris sobre el glacial, aún a la distancia en su inmensa vastedad el glacial se ve impresionante.
Sobre el Brazo Norte se encuentra otro glacial famoso, el Upsala y en la zona norte del parque se levanta imponente ante nuestra vista el Fitz Roy, una montaña de 3375 metros de alto.
Se puede admirar el glacial desde los numerosos miradores, senderos para bicicleta y pasarelas. De tiempo en tiempo se escuchan tremendos ruidos, lamentablemente eso significa que se perdió el espectáculo: los hielos se rompen y es recién cuando caen que se escucha el sonido.
El guía nos explica que los glaciales se deslizan por el campo de hielo hacia uno de los lagos, por ejemplo el Perito Moreno se desliza 100 m por año formando una barrera de hielo entre el Brazo Rico y el canal de los témpanos del Lago Argentino. Esa barrera de hielo va creciendo e impide el paso del agua del Brazo Rico, hasta que una día el agua se impone y comienza el camino inverso, cuando esto sucede la gente dice que el Perito Moreno está por romper.
El espectáculo del rompimiento del glacial es tan impresionante y único que todos los años turistas de todo el mundo acampan en las cercanías esperando ver el espectáculo de sus vidas. Cuando se extiende la noticia de que comenzó el rompimiento, un aluvión de gente de los más diversos destinos se apura por alcanzar a ver este espectáculo de la naturaleza que ocurre, aproximadamente cada 4 años, pero sencillamente depende de las condiciones climáticas. Hubo veces que el rompimiento se produjo luego de más de 10 años.
Pasamos la tarde en el hostal desde cuyos ventanales se puede disfrutar de una espectacular vista sobre Calafate. Al planificar los siguientes dos días encontramos un problema; el hostal ofrecía sólo el viaje a Torres del Paine, el famoso parque nacional chileno; pero ya no quedaban plazas y la excursión duraba desde las 6 de la mañana hasta las 12 de la noche, demasiado para nosotras; por eso decidimos ir por nuestra cuenta a El Chaltén.
Área Protegida El Chalten
A la mañana siguiente tomamos el colectivo local que recorre la famosa Ruta 40 y tarda 4 hs en llegar al área protegida El Chaltén. Cuando finalmente llegamos quedamos impresionadas por la organización del parque. Un guarda parques nos informa sobre el área y nos pide que por favor no hagamos fuego, no utilicemos otras rutas que las correctamente señaladas y nos da varios consejos por si deseamos quedarnos más de un día. Nos entrega unas cajitas de plástico por si deseamos fumar y nos comenta que no es necesario llevar agua pues la de ríos y arroyos es perfectamente potable. Mientras paseamos por la villa vemos muchos mochileros comprando comida para quedarse algunos días en las partes más silvestres del parque. Más tarde lamentamos no haber hecho eso nosotras también.
Dado que el tiempo estaba bueno y el aire despejado, decidimos hacer trekking hasta el mirador del Fitz Roy para admirar a la más maravillosa (tal cual ya habíamos decidido) montaña del mundo y sus alrededores. La vista es tipo “El Señor de los anillos” y no podemos creer cuan a menudo en este viaje hemos quedado estremecidas contemplando la naturaleza.
La cima del Fitz Roy nos ofrece un digno final a nuestro viaje y hemos decidido que si bien la mayoría de nuestro grupo es de Bavaria, un área montañosa también, ninguna de nosotras había visto jamás, ni veríamos, montaña tan impresionante. Tuvimos que abandonar el mirador pues la sed nos corría, pronto descubrimos un lago: agua clara, playa de piedras muy limpia, árboles de un verde profundo todo alrededor y pensamos ¡oh esto es el paraíso! Nos arrodillamos y haciendo un cuenco con las manos bebimos esa agua clara, fresca y cristalina y nuevamente lamentamos no poder quedarnos más tiempo…
No podíamos creer que El Chanten estuviera detrás de Torres del Paine en el ranking y como además es menos concurrido le recomendamos de todo corazón que lo visite y se quede, de ser posible, 3 o 4 días para disfrutar de toda el área.
Satisfechas, durante el viaje de vuelta decidimos que este había sido un completo éxito, la única experiencia desalentadora había sido nuestra falta de tiempo. Por eso nuestra “investigación” indica que viajar al sur de Argentina en una semana si bien es posible, es muy recomendable asignar más tiempo. Si no dispone de más días, hágalo igual, el viaje no es económico ni descansado pero para nosotras resultó, sin lugar a dudas, ¡la más increíble experiencia de nuestras vidas!