En la Nueva Economía, el desafío que enfrentan la sociedad y las personas es encontrar el equilibrio entre el dinamismo económico y la tranquilidad social.
Sólo que hasta ahora, nadie sabe como conciliar los dos mundos. «Los Estados Unidos escogieron el dinamismo económico en detrimento de la tranquilidad social, pero pagamos eso con una gran desigualdad y una fuerza de trabajo altamente ‘estresada’», reconoció Robert Reich, ex-secretario de Estado de Trabajo de los EE.UU. del primer mandato de Bill Clinton y uno de los obreros del éxito económico americano, en entrevista con Ruben Eiras para Expresso.
Para reequilibrar una sociedad demasiado centrada en el trabajo, aquel responsable defiende la valorización de las actividades no productivas – el «no-trabajo» como, por ejemplo, cuidar de los parientes, voluntariado y la simple interacción social.
Robert Reich habla también sobre su último libro que va a ser lanzado en Enero de 2001 – «El Futuro del Exito», centrado en la actitud profesional de la Nueva Economía: el insurgente del cambio. Robert Reich ahora es profesor de la Universidad de Brandeis, en Massachussets.
La entrevista
Rubén Eiras:- Casi diez años después de haber escrito «El Trabajo de las Naciones», ¿cuáles son las nuevas tendencias en el mundo del empleo?
Robert Reich: – Las personas no están más ligadas a las empresas en la forma tradicional. Cada vez más trabajan como profesionales liberales, trabajadores independientes y «freelancers». También son menos leales con sus empleadores y pueden, fácilmente, cambiar a otra organización. Todo este ambiente no sólo crea un gran dinamismo económico, sino también un enorme grado de incertidumbre en la forma de vivir la vida fuera del trabajo.
R.E: – ¿Qué quiere decir con eso?
R.R.: – Actualmente, la cuestión fundamental reside en que nuestras sociedades encuentren un equilibrio entre el extraordinario dinamismo económico de la Nueva Economía y la necesidad de un cierto grado de tranquilidad y predictibilidad social. Ese es el desafío del futuro.
R.E: – Pero ¿Cómo es que se alcanza tranquilidad social en un ambiente económico en constante y rápido cambio?
R.R.: – No va a ser fácil. El primer paso es reconocer la naturaleza del desafío. ¡El cambio económico es inevitable, aceptable y muchas veces, deseable! Pero hay un límite para el dinamismo económico que el ser humano puede soportar.
Muchas personas están por ser «atrapadas» por las oportunidades y potencialidades de la Nueva Economía, y tienen miedo de quedarse atrás. Por eso, pierden de vista el equilibrio de su vida económica con las otras dimensiones de la existencia humana, que también son importantes para el buen funcionamiento de la economía.
R.E: – ¿Con eso quiere decir que el no-trabajo -las actividades no productivas y el tiempo que pasamos sin trabajar- tienen valor económico?
R.R.: – Si. Hay un gran valor económico y personal en una vida equilibrada. Y aquí no entra sólo el equilibrio entre el trabajo y la familia sino, también, con el resto de la vida personal a saber, los amigos y la comunidad social. Esto requiere que nosotros, como personas, estemos más auto-conscientes de las prioridades de nuestra vida.
R.E: – Entconces, ¿cómo sobrevivir en el mundo del trabajo de la Nueva Economía?
R.R.: – Como ya dije, el primer paso es la auto-consciencia. Tenemos que establecer prioridades claras sobre qué queremos de nuestra vida. Y a partir de ahí, decidir cuánto dinamismo económico queremos en nuestras vidas y cuánto de tranquilidad social. El segundo habla del respeto a nuestra sociedad. Cada nación tiene la oportunidad de alcanzar su propio equilibrio entre el dinamismo económico y la tranquilidad social.
R.E: – Pasemos a Europa. ¿Qué es necesario hacer para estancar el desempleo en el Viejo Continente?
R.R.: – El Banco Central Europeo precisa mantener bajas las tasas de interés. Paralelamente, es muy importante que exista capital disponible para que quienes quieran crear negocios. Por último, el mercado de trabajo debe ser flexibilizado.
Pero aquí, otra vez quiero subrayar que las naciones tienen que elegir entre el dinamismo económico y la tranquilidad social. Si el mercado de trabajo se flexibiliza demasiado en un tiempo de grandes cambios, eso podrá traer dificultades para que la gente se adapte a la nueva realidad laboral.
R.E: – ¿Cree que Europa se encuentra en el impasse de la referida elección entre el dinamismo económico y la tranquilidad social?
R.R.: – Exactamente. Europa está en el proceso de tomar esa decisión. Es posible que se copie el modelo de los Estados Unidos. Pero, ¿Europa lo desea? Espero que los europeos entiendan que existen tanto ventajas como desventajas en el modelo americano.
Los Estados Unidos escogieron el dinamismo económico en detrimento de la tranquilidad social. Es verdad que tenemos una economía extremadamente dinámica y con un bajo nivel de desempleo pero, por otro lado, también tenemos un alto grado de desigualdad social y una fuerza de trabajo en los límites del «estrés».
R.E: – ¿El modelo americano es sustentable a largo plazo?
R.R.: – Todavía no está muy claro. Muchos americanos están mejor materialmente, pero sus vidas fuera del trabajo son pobres. El nivel de felicidad de los americanos es muy bajo. Como dice el viejo dicho, el dinero no compra la felicidad. Una vez más, insisto en la importancia del equilibrio de nuestras vidas y de nuestras sociedades.
R.E: – En el caso de Portugal, que posee una fuerza de trabajo de baja calificación, ¿cómo podrá entrar en el corazón de la Nueva Economía?
R.R.: – Educación y competencias de trabajo son, obviamente, un pre-requisito. Eso no provocará una disrupción en la tranquilidad social, pero va a traer mucho valor económico. Comenzaría por ahí, por asegurar que todo el mundo tuviese un nivel mínimo de competencia, para que den valor agregado al mundo de la Nueva Economía.
R.E: – ¿Por lo tanto, sin un sistema de enseñanza y de formación disciplinado y ligado al mundo del trabajo, eso no será posible?
R.R.: – Si. Sin eso, será muy difícil para una sociedad entrar en la Nueva Economía y sacar partido de sus beneficios.
R.E: – ¿Hasta qué punto se desarrollarán los mercados de trabajo digitales, teniendo como ejemplo más reciente los remates de «e-trabajo», como el ework.com y el freeagent.com?
R.R.: – Cada vez más gente buscará trabajo a través de Internet. Los mercados de trabajo digitales se van a tornar globales. Las personas trabajarán en computadoras en puntos de todo el globo, juntándose en equipos internacionales. Pero muchas personas desempeñarán su actividad en las economías locales.
Siempre va a ser preciso empleados para servicios locales: restauración, comercio, limpieza, hotelería, hospitales, transportes locales, etc. Pero los trabajadores técnicos y tecnológicos estarán ligados globalmente.
R.E: – Entonces, el mercado de trabajo de la Nueva Economía está condenado a ser polarizado entre los altamente calificados y los no-calificados?
R.R.: – No soy un determinista. Es posible que las personas y la sociedad utilicen a la Nueva Economía como una ventaja para sí mismos y no que sean usados por ella. No está todo dicho.
Los trabajadores del cambio
En su libro, publicado en enero de 2001, «El futuro del Exito» ( «The Future of Success»), Robert Reich discurre acerca de la actitud profesional a desarrollar en la Nueva Economía: el emergente del cambio.
El especialista pasa a explicar: «El emergente del cambio es alguien que tiene permiso de la empresa para ser un creador de problemas a nivel institucional, esto es, alguien que señala constantemente nuevas ideas y oportunidades en el ambiente empresarial».
Robert Reich defiende que la necesidad de personas con esta misión a nivel de la organización deviene del hecho de que la empresa ya no es una gran burocracia, sino parte de una red organizativa. «Hoy, la empresa es como un lugar incierto en un gran mar de cambios, donde los grupos de individuos y de accionistas pueden moverse fácilmente de un lugar a otro», ejemplifica.
El rebelde del cambio puede estar en cualquier nivel de la empresa. Su trabajo es exactamente el opuesto del de las personas que desempeñan la función de «Relaciones Públicas». O sea, «en vez de intentar calmar los reclamos de los clientes y otro tipo de adversidades, el rebelde del cambio direcciona el ‘calor’ hacia quienes deciden y los hace sentir incomfortable».
En otras palabras, el rebelde del cambio comunica y revela todas las insatisfacciones e infelicidades demostradas por los clientes y empleados, y se asegura de que las personas que tienen el poder de hacer los cambios, los hagan.
Una de las estrategias usadas, por ejemplo, es el establecimiento de alianzas con el personal de ventas y de «marketing», para que la información que recogen de los consumidores -acerca de sus necesidades o de sus insatisfacciones- llegue inmediatamente a los decisores. Sin embargo, muchas empresas no ven el cambio con buenos ojos y mucho menos quien se enfrenta al orden establecido.
Si se le pregunta sobre la posibilidad de que los rebeldes sean vistos por los líderes de la organización como un peligro o elementos desestabilizadores, Robert Reich contesta resaltando que un peligro mayor sería que la empresa no reconozca los grandes cambios, tanto en las oportunidades como en las amenazas en su ambiente competitivo. «El talento es atraído por las empresas que están en punta.
Sólo aquellas empresas que permanezcan en la primera línea para las oportunidades y que actúen rápidamente para evitar cualquier peligro en su ambiente, no pierden ventaja competitiva. Nadie quiere asociarse a una empresa que se dirige a la derrota.
El cambio es muy atractivo para quien gusta del desafío y esas son las personas más talentosas e innovadoras en cualquier lugar del mundo, en cualquier», alerta Robert Reich.
Las cuatro reglas del profesional de la Nueva Economía
Robert Reich delinea los cuatro mandamientos del buen trabajador. Aquí van ellos:
- Ser un rebelde del cambio.
- Tener una educación y competencias de trabajo adecuadas.
- Creatividad. Tenemos que comprender constantemente las posibilidades inherentes a las tendencias y cambios en los nuevos mercados y en las nuevas tecnologías.
- El éxito tiene que ser más que la esfera económica. Para tener una vida exitosa, tenemos que encontrar el equilibrio entre el trabajo y el resto de nuestra existencia como seres humanos. Sólo que la Nueva Economía irá haciéndolo más difícil.