Es el tejido lo que manda en Pasión Argentina, una marca porteña de diseño que utiliza el tejido indígena para objetos y muebles de decoraciones urbanas.
La socióloga y diseñadora Andrea Prado y su socio Amadeo Bozzi no quieren involucrarse en el proceso del tejido. Para Prado sería como robarle el alma a los indígenas. Es así como habla esa mujer firme y directa.
Tiene «gancho» y una presencia dinámica que nos ofrece una idea clara de la mujer que es. Andrea Prado se confiesa feminista y anti globalización. También es bisnieta de tobas.
Tiene principios que no se conforman con el sistema económico de estos días. No conoce compromisos si se trata de comercio justo. Andrea buscó una manera de capitalismo alternativo. Parece haberlo encontrado.
Pasión Argentina está, valga la redundancia, apasionada por su tierra. Lo que produce es una obra de arte étnico compuesta por ejemplares únicos: mesas, bandejas, escritorios y chales, combinando los tejidos con madera de cedro o guindo, plata y cuero.
Son pura Pacha Mama y sobre todo: productos argentinos hechos con materiales y manos argentinas.
Pero hay algo más en juego que ser original, decorativo y único. En el proceso de la producción hasta la venta se manifiesta lo que es el espíritu de la marca Pasión Argentina.
Es una estrategia de comercio alternativo y justo, lo que es fruto de un lema social muy existencial en la vida de Andrea Prado. Siempre estuvo al lado de las minorías, lo que la llevó a una carrera de sociología.
Su idea de Pasión Argentina nació después de haber visitado una comunidad wichí para hacer un documental en 1999. Fue como haber bajado una escalera desde un mundo moderno hacia el pasado. Prado quedó escandalizada por las condiciones sumamente desfavorables en que viven los wichís. Por otro lado se enamoró del arte de las tejedoras indígenas. Le parecían preciosos.
Pero lo que le molestó era que, debido al hambre, la deshidratación y la pobreza, las mujeres entregaban sus tejidos por papas o una bolsa de naranjas. Sintió que las tejedoras eran triplemente perjudicadas: por ser pobres, por ser indígenas y por ser mujeres.
¿Cómo encontrar entonces una manera de luchar contra la explotación y desarrollar un sistema de alto consumo y empleo constante? Inició un proyecto ecológico integrando al hombre, capacitando a las mujeres que, de ésta manera, generaban un auto empleo.
Prado quiso hacer una empresa dentro del sistema capitalista, pero basada en un modelo empresario alternativo al hegemónico mundial. Valores como respeto y palabras como comercio justo y responsabilidad social normalmente no tienen un papel importante en el mundo de negocios.
Un montón de comerciantes oportunistas especulan con el aislamiento de los indígenas, sus tejidos son muy mal pagos a pesar que se venden o exportan a precios internacionales. Prado paga 120 pesos por el metro cuadrado. Es leal a sí misma y a su trabajo ecuánime.
Nace una Pasión Argentina
Pasión Argentina no es una obra caritativa sino un proyecto exitoso de comercio alternativo y rentable. El primer comprador fue Puro Diseño. Hoy sus productos se venden en casas de diseños en Ushuaia, Bariloche, Mar de Plata y a varios lugares en la provincia de Buenos Aires. Además tienen contactos en Londres, España y Suiza y ya tiene, prácticamente, un pie en el extranjero. El segundo acuerdo acabó de consolidarse en Francia. Comenzará la segunda etapa de Pasión Argentina y ésta la llevará a un territorio económico muy serio.
Recientemente Prado y Bozzi firmaron un contracto con la empresa francesa ODE – objet design eth(n)ique por dos años. Es el primer proyecto grande en esta modalidad. ODE se encargará de la comercialización, incluyendo la promoción, exportación y distribución en Francia, Bélgica, Suecia y Mónaco.
Su interés por Pasión Argentina representa una tendencia que se nota en estos días en el frió mundo capitalista. Es una ola anti globalización lo que notó también Prado. Su intuición no la engañó. Lo que le gustó a la ODE no fue exclusivamente el diseño sino también el aspecto social del trabajo de Pasión Argentina.
El interés por proyectos autónomos, alternativos y socialmente responsable crece en los tiempos de la globalización. Además, las decoraciones étnicas están de moda. Es muy chic y los clientes quieren saber de donde viene lo que compran. Necesitan una historia. Las piezas de Pasión Argentina tienen una tarjeta del nombre de la comunidad donde se fabricaron los tejidos, incluyendo el nombre de la tejedora.
El tema de la globalización, dicho honestamente, no les importa mucho a las comunidades. Una comunidad de diaguitas y una de wichís son las que trabajan juntas con Pasión Argentina. Es cierto que las 57 tejedoras aumentaron su nivel de vida. Por eso Andrea Prado quiere integrar a otras comunidades como los kollas. Pero es difícil. Tienen una desconfianza que es comprensible si se pasa revista al pasado.
A Andrea le llevó cerca de dos años establecer su empresa. Fue un tiempo de organización entero. Tuvo que hacer contactos con las comunidades, pedir permisos, fijar un precio y desarrollar la estrategia comercial. Ahora cada 15 días recoge los tejidos para manufacturarlos en Buenos Aires.
El equipo de Pasión Argentina se compone de 38 personas, aparte de Andrea Prado, Amadeo Bozzi y la arquitecta Lucia Nieves.
Esa cifra incluye los carpinteros, los tapiceros, las cosechadoras, etc. Un papel muy especial tiene Nicolasa Villagra, el hada personal de Andrea Prado. Para Prado, esa jefa de los diaguitas, es todo.
Es su ángel, la mejor tejedora, la que recibe la plata, la reparte y también funciona como una fuente de creatividad y consejo. Muchos veces Nicolasa Villagra inspiró a Andrea Prado en sus diseños, además de mandarle dulces desde su tierra. Este cariño entre dos mujeres tan diferentes como si fueran de otros planetas es como un desafió al futuro.
Un futuro solidario a favor de los indígenas, no sólo en Argentina. Hay otros ejemplos como Andrea Prado. Esta bisnieta de tobas logró, con su esencia femenina, su responsabilidad social y un proyecto especial, inventar un capitalismo alternativo.
Las entrevista
Dörte Ahlgrimm:- ¿Cuál es el origen de su pasión por el arte étnico?
Andrea Prado:- Creo que hay dos fuentes: mi origen, soy 11º generación de argentinos; y mi profesión de socióloga que me ayuda a poder valorar con mas precisión este tipo de arte.
D. A:- Además de ser: bonitos, llamativos y decorativos, ¿los diseños indígenas tienen otro sentido para usted?
A.P.:- Lógico, detrás de cada tejido indígena hay horas de trabajo de una mujer, que a pesar de sus condiciones de pobreza y falta de oportunidades, sigue desarrollando su capacidad artística, y sigue transmitiéndola a las generaciones venideras.