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InicioSociedadParir Como las Diosas: Recuperando el Parto Vertical

Parir Como las Diosas: Recuperando el Parto Vertical

Aún en las películas, María suele aparecer pariendo acostada convenientemente tapada, cosa que ninguna mujer de su época haría, más aún si iba a tener que asistirse a sí misma, ya que los relatos bíblicos no mencionan partera alguna.

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Entonces su posición habría sido permanecer sentada o en cuclillas, pariendo sobre unas mantas.

Además, el arte cristiano persiste en presentar a María con un cuerpo femenino preadolescente, sin pechos desarrollados y sin curvas, pronunciadamente delgado. Hasta hubo épocas, como la colonial en América Latina, en la que la iglesia católica prohibió a los artesanos modelar el cuerpo de la madre de Jesús exceptuando el rostro y las manos montadas sobre un soporte, oculto debajo de los amplios vestidos de la Virgen.

El mandato aceptado por María de «hágase en mí según su voluntad», es decir la del dios masculino, ha sido otro elemento simbólico para subordinar el cuerpo y la conciencia de la mujer durante el parto horizontal al poder del médico patriarcal.

Para las mujeres de culturas pre-cristianas, parir verticalmente asistidas por parteras experimentadas y acompañadas por parientas que ya han pasado por esa experiencia iniciática, era un importante ritual femenino que expresaba la dignidad y el poder de la mujer dentro de la comunidad.

Y allí estaban las diosas y las Pachamamas para guiar a las mujeres con actitudes y posturas que liberaban las energías del cuerpo y del alma en el momento de parir y en otras situaciones.

Los movimientos y contorsiones de la que está dando a luz en posición vertical dieron origen a muchas danzas del vientre y, el lugar del parto a un espacio sagrado, cálido y protegido que los templos reprodujeron con capillas, arcos y formas vaginales y uterinas.

Los gemidos y gritos de la parturienta, sus instintos liberados, sus sensaciones orgásmicas y la técnica de parto vertical en sí misma servían de instrucción para las novatas que eventualmente presenciaban el parto. Y en un caso de emergencia podían parir solas.

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Indígenas latinoamericanas suelen hacerlo, dando a luz en cuclillas sobre la tierra depositando al bebé con su vagina sobre una manta o un colchón de hojas y recibiéndolo con sus propias manos. En medios urbanos esto también suele suceder cuando una joven da a luz sobre el piso del baño siendo ella misma, partera y parturienta.

¿Por qué en nuestra sociedad las mujeres no presenciamos el parto de otras mujeres y sólo comenzamos a tener una vaga idea cuando ya estamos en la camilla de parto horizontal sin poder ver y decidir?

Ver anticipadamente la práctica del parto horizontal -y del vertical- brindaría a las mujeres una mayor conciencia sobre lo que ocurre con sus cuerpos y sobre cuáles son las posibilidades para parir de otra manera más satisfactoria.

Imagino que la corporación médica, tarde o temprano, tendrá que asumir su propio «complejo de útero» y dejar de proyectarlo como sombra sobre las parturientas, oscureciendo sus conciencias, cuerpos, instintos, biología e intuición.

Si ellos no están dispuestos a arrodillarse -casi reverencialmente- ante la mujer que está dando a luz, a escuchar sus gritos, a esperar mientras ella camina y deambula, sin ser rasurada ni tajeada, será muy conveniente que se corran a un costado y dejen a médicas/os, obstetras y parteras que sí están dispuestos a una nueva, y ancestral, cultura del parto donde la parturienta pueda reencontrarse con su cuerpo y con su poder creador, posicionándose como la protagonista del mismo.

La mayoría de las mujeres aceptan el parto horizontal-patriarcal porque no conocen otra cosa que hospitalizarse como enfermas.

Modificar esta situación no sólo corresponde al Estado, las facultades de medicina y a la práctica médica sino a las mismas mujeres que tendremos que cambiar física y mentalmente las actitudes hacia el parto.* escritora y periodista, experta en tradiciones de las diosas

Notas

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1.Las figuras de diosas y mujeres pariendo que se mencionan en la nota, se pueden encontrar en el libro La Diosa, de Adele Getty, Editorial Debate, con excepción de la figura de Pachamama en «Argentina Indígena» de Ibarra Grasso, ed. Tea.

2. Historia de las Grandes Civilizaciones, Tomo II. Viscontea.

3. Diario Página 12, 17-10-03 4. La Diosa, de Adele Getty

Silvia Chauvinhttps://www.mujeresdeempresa.com/
La Arquitecta Silvia Chauvin es editora de Mujeres de Empresa, escribe sobre temas de tecnología y redes sociales.

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