Si hasta hace pocos años atrás estábamos habituados a oir hablar de los «corredores» de punta, como el célebre Silicon Valley, o de los «clusters» industriales como aglomeraciones de ventaja competitiva, o de los tecnopolos o parques tecnológicos como nuevo tipo de palancas de desarrollo regional, John Kasarda, el «diseñador» del nuevo concepto multimodal al que nos referimos en el artículo, llama la atención sobre las oportunidades estratégicas que las antiguas pequeñas y medianas ciudades-satélite de los grandes centros tienen en este tramo final del siglo.
En una entrevista, respondió a algunos interrogantes complementarios al tema central de su trabajo de investigación en la Universidad de Carolina del Norte y de consultoría al lado de una serie de proyectos multimodales a escala mundial.
JORGE NASCIMENTO RODRIGUES:- ¿Cree que los «clusters» de Michael Porter, tenidos como lo máximo de la ventaja competitiva de cada lugar, están obsoletos?
JOHN KASARDA: – No, de ninguna manera. Pero son sólo el primer paso. Son un elemento de la ventaja. Yo hablo de una «extensión» substancial del trabajo de Porter.
Precisamos ir más allá de ese encuadre teórico, y pensar la ventaja competitiva en el próximo siglo, en una era en que la «velocidad» es reina. Por eso, insisto en la integración de una logística nueva, que «funda» a los «clusters» de producción y de servicios, con la red de transportes y los sistemas de información.
J.N.R.: – Cuando habla del futuro promisorio de las ciudades-satélite, ¿cree que esos suburbios conseguirán emanciparse en términos de competitividad de los lugares?
J.K.: – Absolutamente. Las últimas décadas trajeron un cambio radical de los suburbios, antiguos meros dormitorios de las clases trabajadoras. Hubo una redefinición estratégica por parte de muchas ciudades y villas-satélite, una reconversión. Son nuevas formas urbanas con inmensas potencialidades para ser un eslabón en esta logística integrada de la que hablo.
Es indispensable que, además de esta visión estratégica, ofrezcan la posibilidad de creación de nuevas infraestructuras en terrenos baratos, apuesten a la calidad de vida de cuadros y de trabajadores calificados, y eso significa atraer enseñanza, centros de formación, centros tecnológicos, centros de saber, corredores de «office-centers», por encima de todo ese planeamiento integrado logístico del que hablo. Hubo una deslocalización de las economías de centralización, en que el centro de la metrópoli era el centro del mundo, hacia las economías de aglomeración, distribuidas por el espacio regional.
J.N.R.: – ¿Piensa que Internet y sus derivados, como las intranets y las extranets, podrán ser una gran ayuda a esa afirmación estratégica de los lugares y a una logística integrada?
J.K.: – Fíjese en el caso de una pequeña ciudad del interior, aislada del mundo – cuántas no tenemos así en América!
El concepto de «cluster» no tendría aquí ningún sentido. ¡Sería pura ficción! Pero, con dos piernas nuevas, las fábricas y servicios pueden, a partir de ahí, competir en base a la velocidad – con lo digital, de un lado, y con lo multimodal del otro.