Miguelina Veras es la presidenta electa de la Asociación Dominicana de Administradores de Recursos Humanos.
Se desempeña como consultora Senior de una empresa que ofrece Consultoría en el área de Recursos Humanos y es, a la vez, responsable de los Recursos Humanos de las empresas que integran el Grupo al que pertenece.
Conversamos con ella, en Santo Domingo, desde Buenos Aires, Argentina, por e-mail.
Adriana Chauvin: – Miguelina, ¿Cómo es tu vida, con trabajo, profesión y tantas actividades?
Miguelina Veras:– Mi vida es una vida agitada, con múltiples actividades, las cuales realizo de manera entusiasta y voluntaria, gracias a Dios.
En cuanto a mi trabajo, puedo decirte que la consultoría es una de las actividades más apasionantes que existen. Te permite conocer las realidades y culturas de muchas empresas y puestos. Te enfrentas a distintos retos y puedes aprender de ellos, aportar lo que tengas, con la seguridad de que, si lo haces desde el corazón, estas contribuyendo.
La cultura del Grupo Ros, es excelente, trabajo con líderes jóvenes en todo el sentido de la palabra, lo que me permite crecer, desarrollarme y al mismo tiempo, contribuir. Tengo muchas cosas, trabajo entre 11 y 12 horas diarias. Estudio y leo sobre temas del área. Hago el trabajo comunitario en el movimiento. Puedo ir al gimnasio dos o tres veces por semana. Enseño en algún semestre de la universidad y ahora estoy como presidenta de la Asociación Dominicana de Administradores de Recursos Humanos, ADOARH.
A. Ch:- ¿Cómo compatibilizas tantas ocupaciones con la familia?¿Sientes que coordinar ambas cosas te puede traer conflictos?
M. V.:- En relación a mi familia, te diré que me siento feliz, tengo un esposo y dos hermosas hijas, de 21 y 15 años respectivamente.
Pertenecemos a un movimiento mundial llamado Encuentro Matrimonial, lo que nos ha ayudado muchísimo en relación a la pareja y a la familia desde el punto de vista de la comunicación y la cercanía. Pienso que el proyecto trabajo funciona porque el proyecto familia también lo hace.
En muchas ocasiones siento que no puedo pero, para resumirlo de algún modo, creo que puedo hacerlo todo fundamentalmente por dos cosas.
En primer lugar, trabajo mucho en mi desarrollo personal y la armonía de mi Ser y, segundo, tengo el apoyo total de mi familia en todo lo que hago, dialogamos mucho y así, al contar con ellos en los proyectos, siento que me comprenden mejor y que asumen muchas cosas antes de que yo se las pida y, de esta manera, mis proyectos no son sólo míos, sino de todos.
A. Ch:- En relación al trabajo, quisiera que nos cuentes cómo llegaste a un lugar tan destacado en la empresa. En nuestros países, todavía es muy fuerte la resistencia a que las mujeres ocupemos puestos directivos.
Muchas veces se espera que ocupemos algún cargo en la empresa familiar, aunque siempre a la sombra de los mariodos. ¿Qué piensas al respecto?
M. V.:- En lo referente al rol de la mujer y a la participación en los procesos productivos, creo que hemos avanzado mucho aunque, indiscutiblemente, tenemos mucho para hacer todavía. Pienso que en parte se debe a un asunto cultural de los pueblos, aunque es justo reconocer que, en algunos se siente la discriminación más que en otros.
La crianza que hemos recibido casi nos condena a un rol totalmente pasivo, de aceptación y como reproductora, no de persona, con derechos y deberes iguales al hombre.
Todo esto, unido a que, indiscutiblemente, tenemos un rol fuerte en el hogar y en la crianza de los hijos, nos ha condicionado un poco aunque, en mi caso, este no haya sido el modelo. Me casé, tuve mi primera hija y enseguida comencé a trabajar y a estudiar al mismo tiempo.
A. Ch:-¿Estás de acuerdo o no y por qué con el que se implementen en forma oficial políticas que favorezcan a las empresas lideradas por mujeres y también el que se establezca como ley que las mujeres deben ocupar el 50 % de las plazas en los congresos?
M. V.:- Comparto plenamente el que se establezcan leyes y regulaciones que favorezcan un mayor reconocimiento de la mujer en su rol productivo-contributivo pero, a la vez, que el reconocimiento incluya no sólo la oportunidad de acceso sino, también, la remuneración y los beneficios correspondientes.
Es común que aún ocupando puestos directivos, el salario de las mujeres esté por debajo del de los hombres, por aquella falsa creencia de que constituye el segundo salario en el hogar. Todo esto empieza a desmoronarse, pues algunas mujeres ganamos más que nuestros maridos.
A. Ch:- ¿Cómo ve el rol de la educación y de la capacitación en el futuro económico de iberoamérica?
M. V.:- Indudablemente la educación es el único camino posible para el desarrollo de los pueblos. La falta de educación, formal e informal, favorece sólo a la anarquía y al desorden. Los programas sociales se caen y no existe una voluntad e involucramiento de la sociedad civil como responsable, junto a las empresas y el Estado, del desarrollo y crecimiento económico de un país.
La capacidad de aprender, de capacitarnos, será la única ventaja competitiva sostenible en el tiempo y constituirá nuestro principal valor como seres humanos, ¡a través del cual haremos la Diferencia! Alguien dijo por ahí, que «los equipos juegan según se entrenan». Nuestras respuestas estarán condicionadas a lo mucho o lo poco que integremos nuestro aprendizaje gerencial.
A. Ch:- ¿Tienes algún «secreto para el éxito» que quieras compartir?
M. V.:- lo que creo que me ha dado verdaderamente resultado esta íntimamente ligado a la fuerza de mis propósitos, a mi disciplina y a mi auto motivación.
Definitivamente esto junto a grandes mentores e impulsores que me han acompañado, han sido determinante en el logro alcanzado en el plano profesional y personal. Pongo el corazón y el cuerpo en todo lo que hago y esto produce resultados.