El MERCOSUR espera que Europa, y en particular la Península Ibérica, pase de los discursos dados en los numerosos encuentros realizados, a los actos de una alianza estratégica atlántica que privilegie la inversión directa extranjera con vocación exportadora, la apertura de los mercados comunitarios a los productos competitivos de esa región y a la ayuda en un momento difícil de aguda crisis en Argentina, con peligro de contagio para los vecinos.
Muchas expectativas están puestas en el semestre de presidencia española de la Unión Europea que comienza el 1 de enero de 2002, y concretamente, en la Cumbre de Madrid, a realizarse en mayo próximo, entre los dos «bloques» económicos: la Comunidad Europea y el Mercosur.
Apoyar la vocación exportadora. La misión del IDE europeo
«Lo mínimo que podemos esperar es comprensión y apoyo europeo por el esfuerzo que estamos haciendo en condiciones muy complejas, incluso económicas internacionales, y consolidar la democracia argentina», nos refirió Félix Peña, director de la Fundación BankBoston, en Buenos Aires, quien fue subsecretario del Mercosur y la Integración Económica, del Ministerio de Relaciones Exteriores de Argentina. El aguarda un buen resultado del semestre español. «Espero que no sea algo vago, y que haya preocupación para que las inversiones europeas, en particular las ibéricas, sean orientados, en el futuro, a la exportación. Pero no solamente hacia Europa ya que habría muchísimo para hacer en una asociación estratégica de largo plazo para penetrar los mercados asiáticos de alimentos», recalcó en una mesa redonda promovida por el semanário portugués EXPRESSO en Buenos Aires, el 4 de diciembre.
La necesidad de que Europa apoye el desarrollo de la vocación exportadora del Mercosur – y en particular de países como Brasil y Argentina que apenas exportan 11% de su PBN, a pesar de tener un activo intercambio intra Mercosur -, es también subrayada por Marta Bekerman, directora del CENES, Centro de Estudios de la Estructura Económica, perteneciente al Instituto de Investigaciones Económicas, de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Buenos Aires.
La Dra. Bekerman dirige un Centro que es referencia en el ámbito del estudio de la coordinación de las políticas de reconversión industrial y tecnológica latinoamericanas, con especial referencia al Mercosur.
Este espacio económico – que agrupa a Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay – realizó entre el 20 y 21 del corriente mes, una Cumbre en Montevideo en medio de la fuerte turbulencia social y política de Argentina, de una indefinición estratégica de su posicionamiento frente al proyecto norte-americano de un Area de Libre Comercio de las Américas (ALCA), y de dificuldades internas que paralizan su eficacia.
Félix Peña no cree que el Mercosur «esté tan mal como se dice», pero que es imprescindible aclarar las reglas del juego porque hay en el medio cierta «confusión». Es un dicho, prosigue el Dr. Peña, que la imagen del Mercosur es «ruin» y, como consecuencia, pierde eficacia. Pero aclara que, habiendo como hay, voluntad política de llevarlo adelante, es urgente buscar caminos para que el proceso pueda ajustarse a las realidades y no al revés.
Se requiere una «flexibilización» de las reglas de juego en ese espacio para que permitan, por ejemplo, absorver la asimetría cambiaria.
El Dr. Peña enfatiza el hecho de que las negociaciones comerciales internacionales pueden jugar un papel motor en la cohesión intramercosur, poniendo, como ejemplo, la estrecha correlación entre la necesidad de incorporarse a la Unión Europea y la consolidación de la democracia en Portugal y España. Y aquí surge el deseo de que Europa dé su apoyo al proceso, no con una óptica comercial, sino con una visión estratégica.
Por su parte, Marta Bekerman, anticipa la necesidad de «estudiar todavía más la experiencia europea», llegando inclusive a plantear la hipótesis de avanzar hacia «una moneda única».
Evitar el escenario de «maquila»
La defensa del ALCA por los Estados Unidos presenta al Mercosur problemas geoestratégicos complejos.
La adhesión de México al NAFTA y la estratégia policéntrica de Chile que no adhirió al Mercosur -tratando de explorar su cosmopolitismo y sus relaciones con Estados Unidos, con el Pacífico y con Europa-, agregan algunos interrogantes sobre la viabilidad de ese espacio en el Cono Sur. A esto se agrega cierto malestar por parte de los países adherentes más pequeños, como Uruguay. «Si no logramos un Mercosur poderoso, vamos a asistir a la ampliación del modelo mexicano de las ‘maquiladoras’ por todo el continente», teme Hugo Varsky, presidente del Comité Internacional de El Club de las Regiones, y secretario del Programa Bolívar, con sede en Buenos Aires.
Europa surge como el aliado estratégico para evitar dicho escenario. «¿Se contentará Europa con la proclamación de los lazos culturales u ofrecerá una alternativa al trato unilateral del Mercosur con Estados Unidos?», se pregunta Xavier Gizard, un francés que es el secretario general de la Conferencia de las Regiones Periféricas Marítimas de Europa (CRPM).
El CRPM ha desarrollado una sólida alianza estratégica con El Club de las Regiones. Gizard ve la dimensión atlántica como un componente geo-estratégico fundamental, relacionando Europa con América Latina. «En el programa de cooperación de las 35 regiones y de los 5 estados de la fachada atlántica europea, para el período 2002-2006, hay, por primera vez, un importante vector de desarrollo de cooperación con el otro lado del Atlántico», afirmó el secretario general de la CRPM.
Interlocutores cercanos
Hugo Varsky puso énfasis, en que la dimensión regional es, en última instancia, inclusive más eficaz, en el terreno concreto, que la relación institucional entre Estados y «bloques». El motivo de la creación de El Club de las Regiones, que preside, deriva exactamente de esa constatación: «Las regiones son hoy interlocutores de proximidad, con legitimidad democrática, entre espacios económicos y desempeñan el papel de palancas en el desarrollo de la competitividad social de los tejidos empresarios concretos, formados, mayoritariamente, por PYMES».
El Club abarca hoy 24 provincias, municipios, estados en países federales y agrupamientos de regiones de Argentina, Bolivia, Paraguay, México, Brasil, Venezuela y Chile, a los que se sumaron, en la Península Ibérica, Galicia y el País Vasco español. Se firmó un estrecho acuerdo con la CRPM europea que agrupa 145 miembros y que prevé, para 2002, varias realizaciones en sinergia, como una «Expo-Europa» en Curitiba (Brasil) en febrero próximo, un evento denominado «ALinvest» en la región del Pays de la Loire en Francia, un Foro Bolívar en Bilbao para fin de año y un programa de intercambio universitario al amparo de la Comunidad Autónoma de Murcia (España). También está en estudio, con el apoyo de la CRPM europea, un proyecto de incubadora. Está en vista, para 2003, la organización en conjunto con la OCDE de una Conferencia Mundial sobre las Regiones y la Globalización.
La idea de esta apuesta a los lazos entre regiones, surge de la necesidad de responder «al movimiento espontáneo a favor de las concentraciones megapólicas», refiere Xavier Gizard. Lo que está en juego es una «mayor democratización de la globalización» y el «combate a un concepto elitista en el diálogo internacional», concluyó, por su lado, el Dr. Hugo Varsky.
El norte de Portugal mira al sur
La fachada atlántica galaico-portuguesa es el frente marítimo europeo que puede desempeñar un papel estratégico en el relacionamiento con América Latina, destacó Xavier Gizard, secretario general de la Conferencia de Regiones Periféricas y Marítimas de Europa (CRPM). La pregunta que se hace este funcionario es legítima: «Por qué razón el intercambio trasatlántico continúa privilegiando los puertos del norte europeo?».
En el sentido de la valorización de la fachada atlántica galaico-portuguesa se han movilizado los puertos de Vigo, Leixões y Sines (donde participa la Autoridad del Puerto de Singapur, uno de los ejes estratégicos de Asia/Pacífico). No es por casualidad, que la Xunta de Galicia, y su presidente Fraga Irribarne, apadrinaron en Santiago de Compostela la creación de El Club de las Regiones en 2000 y defiendan una estrecha relación entre la «costilla» latinoamericana del Club y la «costilla» ibérica, que desempeña un papel importante en la CRPM y en el Arco Atlántico, en el seno de Europa. El Club de las Regiones cuenta con Galicia y el País Vasco español como miembros europeos y tiene delegaciones promotoras en Portugal, Francia, Italia y República Checa.
La región Norte de Portugal-Galicia tiene todas las ventajas al mirar hacia el Atlántico Sur, «operando una complicidad estratégica con el Mercosur, y en particular con el eje Codesul – que comprende 4 estados del Sur de Brasil – Crecenea (Comisión Regional de Comércio Exterior del Nordeste de la Argentina, que involucra seis provincias), tratando de establecer una verdadera red de cooperación estratégica», nos refiere, por su lado, Jaime Quesado, director ejecutivo de la Agencia para las Inversiones en el Norte de Portugal (AINP).
En este sentido, la AINP ha promovido la interrelación de «clusters» portugueses con sus congéneres en Brasil y Argentina, objetivo que fue reafirmado en ocasión de la última Asamblea General de la CRPM celebrada en septiembre pasado en Oporto. El sector autopartista es uno de los más en convergencia con la presencia de empresas portuguesas en el Sur de Brasil – caso de la Simoldes, Sunviauto, Tavol, PBOL, Frezite, Sodecia y Cabelauto. «Se pretende, también, que el proyecto Pininfarina tenga en Curitiba, Brasil, una experiencia piloto de abordaje del Mercosur», destaca Jaime Quesado.
En el área de las TIC (tecnologías de la información) está por ponerse en funcionamiento una red de alianzas estratégicas entre Aveiro y Braga y las regiones de Recife, San Pablo y Buenos Aires.
En el campo de las inversiones directas entre Portugal y Argentina, es de referir la próxima implantación de Edival, empresa argentina que es el tercer mayor productor de válvulas del mundo, en Braga.
Por otro lado, existe presencia portuguesa en «clusters» tradicionales argentinos con unidades de producción in situ, como la Sogrape, en la región vitivinícola de Mendoza, la Faiarte, en porcelana, en Santa Fé, la Mota/Engil, construcción civil, en Buenos Aires, y la Álvaro Coelho, tapones de corchos, también en Mendoza.
La Agencia Portuguesa de Innovación en conjunto con El Club de las Regiones y la Fundación Empresa-Universidade Galega (FEUGA) preparan el lanzamiento de un primer centro tecnológico en Internet que permita la cooperación entre empresas y comunidades de investigación & desarrollo.