«La revolución de la TIC brinda auténticas posibilidades, pero también entraña el riesgo de que un porcentaje significativo de la población mundial salga perdiendo» aseguró Juan Somavia, Director General de la OIT.
La economía de la información ha florecido y evoluciona actualmente hacia la consolidación de una estructura basada en la creación de redes que transforma radicalmente el ámbito del trabajo.
Sin embargo, ¿constituirá esta revolución un eficaz instrumento para la consecución de la igualdad entre los dos géneros o dará lugar a un aumento del número de mujeres que se ven atrapadas en el lado negativo de la brecha digital?
En el Informe de la OIT sobre el Trabajo en el Mundo titulado «Life at Work in the Information Economy» (Trabajo en la economía de la información) se señala que el desarrollo de las tecnologías de la comunicación y la información (TCI) brinda un gran número de nuevas oportunidades para las mujeres.
Sin embargo, salvo que estas posibilidades se vean respaldadas por la formulación deliberada de políticas capaces de garantizar la participación, la asunción de responsabilidades, la educación y la formación en materia de TCI destinada a mujeres, así como las políticas de apoyo a la familia en los lugares de trabajo en los que se desarrolla la economía de la información, los viejos sesgos vinculados al género persistirán.
El análisis de la OIT de las recientes tendencias del empleo muestra que, en general, a pesar de los avances en ciertas áreas, las mujeres siguen percibiendo menores ingresos, padecen tasas de desempleo superiores y su actividad se reduce en gran medida a la ocupación de puestos de trabajo inestables, de escasa cualificación y a tiempo parcial en el sector no estructurado.
Al mismo tiempo, se prevé que la proporción de mujeres que se incorpore al mercado de trabajo en el mundo siga aumentando, conforme a las tendencias de las últimas décadas. Un reto fundamental de las políticas en la economía mundial de la información consiste en ofrecer trabajo decente a estos nuevos miembros de la población activa, que acceden cada vez más al desempeño de puestos en el sector de la información.
Posibles ventajas:
Nuevas oportunidades y nuevos puestos de trabajo para las mujeres
Las TCI han generado nuevos tipos de trabajo que favorecen a las mujeres, ya que la tecnología permite el traslado de la actividad a los hogares y una mejor compatibilización de los horarios laborales y familiares.
Asimismo, las mujeres han podido ocupar un gran porcentaje de los puestos de trabajo en los servicios basados en la aplicación de las TCI, debido a la escasez mundial de las destrezas necesarias el trabajo en este sector.
Hasta el momento, la posibilidad más prometedora para las mujeres es la creación de nuevos puestos de trabajo en centros de atención de llamadas y en actividades relacionadas con el tratamiento de datos.
La OIT señala que «en la India, sólo en los últimos cuatro años, los telecentros y los centros de gestión de faxes han generado un cuarto de millón de puestos de trabajo que, en una gran proporción, han sido ocupados por mujeres.
A finales de la década de 1990, casi 5.000 mujeres de los países caribeños se dedicaban a actividades relacionadas con el proceso de datos». En el informe de la OIT se añade que «en cuanto al número de trabajadoras empleadas, el papel de las mujeres en la economía digital ha acabado concentrándose más en las tareas de procesamiento de la información orientadas a la exportación y efectuadas en línea que en las vinculadas a las telecomunicaciones.
Las actividades subcontratadas en el mercado internacional, como las de transcripción médica o los servicios de software, dan lugar a cambios considerables en las vidas y las carreras profesionales de las mujeres en los países en desarrollo.
En el campo del software, las mujeres disfrutan de preferencias a una escala que no habían experimentado con anterioridad en otros ámbitos de la ingeniería y la ciencia. Las mujeres en la India ocupan el 27 por ciento de los puestos de trabajo en el sector del software, cuyo valor anual asciende a 4.000 millones de dólares de Estados Unidos. De acuerdo con las previsiones, la participación de las trabajadoras en el empleo total en el sector alcanzará el 30 por ciento en 2001».
En el informe de la OIT se citan varios ejemplos en los que las TCI han permitido a las mujeres acceder a los mercados mundiales de sus productos y elevar sus ingresos. Las nuevas tecnologías y la creación de redes constituyen nuevos medios que capacitan a las mujeres para mejorar su situación económica y social.
Entre aquéllos se cuentan los siguientes:
Sapphire Women es una organización creada por una mujer en Kampala, Uganda, dedicada a asistir a las mujeres que han perdido familiares a causa del SIDA, así como a los huérfanos existentes a consecuencia de esta epidemia. Los miembros de Sapphire tejen cestas tradicionales ugandesas que se venden en Internet con la ayuda de Peoplink, una ONG con sede en Estados Unidos y una amplia experiencia en la comercialización de artesanía a través de la red.
En Bangladesh, el proyecto Village Phone (Telefonía para los pueblos) del Grameen Bank, que ofrece teléfonos móviles a sus miembros, en su mayoría mujeres, pone de manifiesto no sólo el efecto en la generación de empleo de aquéllas que cobran las tarifas por la utilización de sus teléfonos, sino también otras consecuencias indirectas positivas.
Los móviles y el acceso a Internet han permitido acceder al aprendizaje a las mujeres de Bangladesh que habitan el medio rural, han creado nuevas oportunidades para su independencia y han mejorado su posición en las distintas comunidades y en la vida pública.
SEWA, la organización de trabajadoras por cuenta propia de la India, que lleva ocupándose de las mujeres activas en el sector no estructurado desde 1972 y cuenta con más de 215.000 miembros, fue una de las primeras instituciones del país en darse cuenta de las posibilidades de aprovechar las TCI para el crecimiento productivo de dicho sector.
Mediante la organización de programas de formación para el uso de ordenadores y la transmisión de conocimientos informáticos básicos a sus jefes de equipo y a las afiliadas a la asociación, SEWA ha capacitado a muchas de éstas para que pongan en marcha sus propias páginas web y comercialicen sus productos en el mercado virtual mundial.
Estos ejemplos ilustran el modo en que la tecnología puede mejorar las vidas de las mujeres desfavorecidas al brindarles oportunidades de las que antes se encontraban excluidas. La creación de redes electrónicas entre mujeres ha dado lugar a nuevos fenómenos sociales y económicos, como la inclusión, las campañas, las consultas y el comercio electrónicos. Estas formas de capacitación de las mujeres mediante la tecnología les permiten hacer frente a la discriminación y superar las barreras de género.
La realidad: las diferencias entre los dos géneros persisten en la era digital
A pesar del potencial capacitador de las TCI para mejorar las vidas de las mujeres, el informe de la OIT describe la existencia de una brecha digital dentro de los países que se corresponde en líneas generales con la división entre los dos géneros.
La brecha digital más sorprendente se refiere al uso de Internet, ya que las mujeres son una minoría en este campo tanto en los países en desarrollo como en los desarrollados.
Por ejemplo:
- sólo el 38 por ciento de los internautas en América Latina son mujeres,
- el 25 por ciento en la Unión Europea,
- el 19 por ciento en Rusia,
- el 18 por ciento en Japón y
- el 4 por ciento en Oriente Medio.
No obstante, en el informe se observa que en los países donde más se utiliza Internet, como los escandinavos y Estados Unidos, la brecha entre los géneros comienza a cerrarse.