El tema de hoy tiene que ver con nuestras preguntas. En uno de los sitios de discusión donde participo, una persona preguntó qué podía hacer para conseguir capital de riesgo.
La discusión se fue alargando y alargando cuando la pregunta original debería haber sido: cómo puedo financiar mi empresa? (y de allí pasaríamos por etapas: si es para crecer, para comprar activos, para desarrollar mercados, etc).
También conversaba con una ex-alumna que acaba de graduarse y está un poco frustrada porque no consigue un trabajo que le parezca atractivo. Si supieras lo tenso que está el mercado de trabajo en Perth, pensarías que estaba bromeando. Decidimos ir por partes para ver que está pasando.
Ella piensa que no consigue trabajo porque no tiene experiencia. Lo que ha conseguido es trabajo repartiendo folletos en la calle y ella cree (con razón) que podría hacer un trabajo más profesional.
Estuvimos conversando casi 2 horas sobre su falta de experiencia, sobre cómo puede conseguir trabajar en algo de voluntaria y sobre sus alternativas.
Ya casi para despedirnos me comenta con timidez si puedo opinar sobre el sueldo que desea. Me quedé helada cuando me comentó el rango, casi la mitad de lo que gana una buena secretaria/recepcionista! pues habíamos pasado horas discutiendo sobre cómo superar sus deficiencias y la pregunta era incorrecta!
Ahora bien, ¿te imaginas cuál es el valor de una respuesta adecuada para una pregunta incorrecta? Pues hay mas!
Cuando comentaba con mi hijo sobre sus métodos de captar clientes nos sentamos a hacer todo un análisis de rentabilidad y de operaciones.
Después de pasar todo un día, si, todo un día, conversando sobre cómo tomar decisiones estratégicas, se me ocurrió preguntarle si sabía si los clientes potenciales que esperaba captar podían pagar sus servicios y la respuesta … ¡adivina!
También recuerdo cuando mis hijos eran adolescentes (tu sabes, ellos adolecen a esa edad) mi preocupación era que tomaran buenas decisiones.
El pensar en la pregunta correcta: ¿cómo promuevo que aprendan a tomar buenas decisiones? es mucho más práctico que pensar en la pregunta: ¿cómo los protejo de tomar malas decisiones?
Así que este es el tema.. Vale la pena tomarse unos minutos, pensar en por qué te estas haciendo (o el grupo se está haciendo) esta pregunta y darse cuenta si realmente estas construyendo escaleras en la pared equivocada.