KwaZulu Natal es, gracias a su eterno verano, la reina de las vacaciones para los sudafricanos: playas fantásticas, colinas verdes, montañas rocosas, una variedad de reductos relacionados con los grandes acontecimientos bélicos de la historia sudafricana y dos patrimonios mundiales, el Ukhahlamba Drakensberg Park y el Greater St. Lucia Wetland Park.
Desde el Parque Nacional Kruger partimos hacia el sur y llegamos a St. Lucia, punto de concentración del turismo ecológico en la costa del océano indico. Sinceramente no esperaba encontrar tanto ajetreo. Las calles están llenas de viajeros ocupados de la organización de sus viajes. Hay tanto que ver que no se por dónde empezar.
Tanto el lago St. Lucia como el Greater St. Lucia Wetland Park se ufanan de albergar cinco ecosistemas naturales, desde el bosque tropical hasta las dunas gigantes pasando por las playas y los arrecifes de coral. El parque de pantanos, bosques y pantanal es probablemente uno de los pocos lugares donde se puede observar, en solo un día, ballenas y los Cinco Grandes.
La magnífica reserva natural que además posee la mayor variedad de rinocerontes del mundo, fue declarado Patrimonio Internacional.
Es el hábitat de hipopótamos, antílopes, de una gran variedad de reptiles: cocodrilos, iguanas, víboras; y naturalmente de peces.
Pero en los alrededores de St. Lucia se esconde también un secreto.
No podemos olvidar que estamos en Zululand, la tierra de la poderosa nación zulú y su sangrienta lucha contra el colonialismo inglés.
Zululand
Durante el reinado del Rey Shaka (1816-1828), los zulúes se convirtieron en la fuerza militar más poderosa de toda África del Sur. El Napoléon Negro, como se llaman este luchador carismático, cambió la fisonomía del sur de África, consolidando un imperio al cambiar sus tácticas de guerra y armamento.
La tierra de Kuduh-Village, la comunidad en donde vive el guía turístico Skiboh, no es una de los más fértiles. Aparte de maíz y patatas boniatos no crece gran cosa. Como nos informa Skiboh, el 80 % de la gente de su comunidad no tienen trabajo.
Entre las barracas hay una con una cruz roja. Una vez al mes llega una enfermera a este hospital improvisado.
En las calles de Kuduh reina la rutina. Una rutina diferente a la nuestra. Nos quedamos parados frente a tres hombres trozando una vaca. Intentamos ignorar la arena, el sol y las moscas revoloteando la carne. Amablemente nos invitan a comer y, como personas bien educadas, aceptamos aunque con una sonrisa artificial y la mente preocupada. Tantas impresiones nuevas…
Todavía no hemos terminado de digerir como fue posible que un hombre lograra alimentar a sus 150 hijos de 17 mujeres. Esto es, por lo menos, lo que nos cuenta Skiboh. Los zulúes viven en poligamia. Skiboh asegura que tiene solamente una esposa. Sus hijos nos dan la bienvenida con bailes tradicionales de la cultura zulú.
Aunque es solo un show podemos sentir un poco la energía de esta tribu africana. Hubo un tiempo en que estos rituales de faldas de rafia y la percusión formaban parte de su vida diaria. Hoy se presentan con su vestimenta tradicional para permitir a los turistas un acercamiento a la cultura zulú. Además es una manera a ganar dinero.
Skiboh manda a su hijos cada atardecer al rió St. Lucia donde embarcan los barcos de excursiones. Cuando cae el sol la voz femenina de los cantos sugiere un estado de ánimo melancólico. Suenan muy bajos y roncos como si estuvieran exprimiendo las raíces profundas de la historia zulú. Verdad. KwaZulu Natal es Shakaland. Pero también es más.
Durban
Durban, la capital y centro económico de KwaZulu Natal en la costa del océano indico, se cruza como una fortaleza en nuestro camino. Hermosa y moderna, alto y diligente, se caracteriza por su vegetación tropical y sus bellísimas playas. Es un Meca turística por excelencia, con numerosos balnearios a lo largo de sus costas Sur y Norte como, Amanzimtoti, Umhlanga y Ballito y la riqueza de arenas blancas y aguas turquesas.
En la lista de los concejales populares se puede encontrar un nombre que en general se lo relaciona con otra parte del mundo. Se trata de Mahatma Gandhi. El líder de movimiento pacifico contra los británicos en la India, pasó 20 años de su vida practicando abogacía en la ciudad que tiene la mayor concentración de población de origen indio de la nación. La mezcla de las culturas en Durban es enorme.
Buscando la vida india nos dirigimos al mercado de Victoria Street del barrio indio ubicado al oeste del centro. Al caminar entre los innumerables puestos nos sentimos como si estuviéramos en la India. Es un bazar entero, el olfato de los condimentos nos roba la razón y los colores de la mercancía nos causa dolor en la vista.
El mercado es, como dicen sus vendedores, el epicentro del barrio. Otros enclaves culturales son la mezquita Juma, la mayor del hemisferio sur, y el templo hindú Alayam, el más grande y antiguo del país. El Puerto, la casa del Rey de los Zulúes, el bellísimo jardín botánico, varias galerías de arte de obras sudafricanas, Durban tiene mucho que ofrecer.
Marine Parade, frente a la playa, es el punto más concurrido de Durban. Hoteles y restaurantes se disponen a lo largo de este paseo. Al anochecer, la gente se encuentra en los restaurantes de las afueras del norte o en los grandes hoteles y clubes que están frente a la playa. Una opción más tranquila es buscar alojamiento en los barrios de la periferia de Durban como Durban Bluff.
Partimos en busca de otra aventura. Dejando atrás la ciudad grande vamos a entrar en el mundo de los dragones. Nos espera un mundo maravilloso en el techo de África. Los Drakensberge señalan con su orientación al norte la dirección de regreso a Johannesburgo para emprender la etapa final de nuestra odisea africana. Nos acercamos al fin de nuestro viaje.