El mes próximo se reune en Nueva York la quinta conferencia mundial sobre la mujer Beijing + 5.
Ante la inminencia de tal evento, nos parece oportuno recordar los principales objetivos que se fijaran hace cinco años en China para tenerlos presente a la hora de evaluar los resultados y de definir objetivos nuevos.
Partiendo de la premisa de la igualdad de derechos y responsabilidades entre hombres y mujeres se promovió un programa destinado a crear condiciones de posibilidad para el potenciamiento del papel de la mujer en la sociedad ya que «…la potenciación del papel de la mujer y la igualdad entre la mujer y el hombre son condiciones indispensables para lograr la seguridad política, social, económica, cultural y ecológica entre todos los pueblos».
Se planteó que los objetidos establecidos en las Estrategias de Nairobi no se habían alcanzado y, por lo tanto, se instó a los gobiernos, a las ONGs, a la sociedad civil y al sector privado a adoptar medidas estratégicas en esferas decisivas, algunas de las cuales son:
- pobreza persistente y creciente carga que afecta a las mujeres.
- acceso desigual a la educación, a la capacitación y a los sistemas de comumicación.
- acceso desigual a los servicios de salud.
- violencia contra la mujer.
- consecuencias de los conflictos armados y de otro tipo.
- desigualdad en las estructuras y políticas económicas y en el acceso a los recursos.
- desigualdad en el ejercicio del poder y en la toma de decisiones en todos los niveles.
- falta de mecanismos suficientes que promuevan el adelanto de la mujer, persistencia de los estereotipos y deficiencia en el respeto de los derechos humanos para la mujer y la niña.
Más específicamente, con respecto a la economía y los negocios, que es nuestro ámbito, se manifestó que era necesario que las organizaciones empresariales locales, nacionales, regionales e internacionales, así como las ONGs, abogaron por la promoción y el apoyo de los negocios y las empresas de propiedad de mujeres, incluidas las del sector no estructurado, y por la igualdad de acceso de la mujer a los recursos productivos.
También se dijo que las asociaciones de mujeres, así como las ONGs y otros organismos debían:
- impartir capacitación a nivel nacional, regional e internacional e materias técnicas, comerciales y financieras.
- brindar información sobre comercio, distribución, desarrollo de nuevos productos, transferencia de tecnología, control de calidad, etc.
- promover vínculos técnicos y comerciales y crear empresas mixtas entre empresarias en los planos nacional, regional e internacional.
- favorecer la parcipación de la mujer en cooperativas de producción y comercialización mediante la prestación de apoyo en materia de comercialización y de financiación.
- fomentar y fortalecer las microempresas de mujeres.
- invertir capital y crear carteras de inversión que financien emprendimientos comerciales de mujeres.
- asesorar a las mujeres en cuestiones relacionadas con el ingreso a la economía de mercado.
- prestar apoyo a los sistemas de crédito, incluidos los tradicionales.
- establecer redes de empresarias para que las más experimentadas ayuden a las menos experimentadas.
- Alentar a las organizaciones comunitarias y a las autoridades públicas a crear fondos de préstamo para empresarias aprovechando modelos de pequeñas cooperativas que hayan tenido éxito.
Más específicamente, con respecto a la economía y los negocios, que es nuestro ámbito, se manifestó que era necesario que las organizaciones empresariales locales, nacionales, regionales e internacionales, así como las ONGs, abogasen por la promoción y el apoyo de los negocios y las empresas de propiedad de mujeres, incluidas las del sector no estructurado, y por la igualdad de acceso de la mujer a los recursos productivos.
También se dijo que las asociaciones de mujeres, así como las ONGs y otros organismos debían:
Otro de los temas de importancia sobre el cual se postularon medidas a tomar fue el de la necesidad de eliminar cualquier forma de discriminación en el empleo.
Se postuló que las organizaciones de mujeres debían:
- hacer cumplir las leyes y reglamentos y promover normas de conducta acordes con las Normas Internacionales del Trabajo y con el Convenio Nro. 100 relativo a la igualdad de remuneración entre la mano de obra masculina y femenina.
- hacer cumplir las leyes, incluso prever mecanismos de acceso a la justicia en caso de incumplimiento, frente a cualquier tipo de discriminación directa o indirecta por motivos de sexo, estado civil o situción familiar.
- promulgar y hacer cumplir leyes y elaborar políticas aplicables en el lugar de trabajo contra la discriminación por motivo de género en el mercado de trabajo.
- eliminar las prácticas discriminatorias utilizadas por los empleadores basadas en las funciones reproductivas de la mujer.
- elaborar y promover programas y servicios de empleo para las mujeres que ingresan por primera vez o que se reincorporan al mercado laboral, especialmente las mujeres pobres de zonas rurales o urbanas.
- aplicar y supervisar programas de empleo equitativo y de acción positiva en los sectores públicos y privados.
- eliminar la segregación en las ocupaciones, especialmente promoviendo una participación de la mujer en tareas de alta especialización y en puestos de dirección.
- reconocer que la negociación colectiva constituye un derecho.
- promover la elección de mujeres como dirigentes sindicales.
- asegurar el acceso a los programas especiales para permitir a las mujeres con discapacidad obtener y conservar un puesto de trabajo.
- incrementar los esfuerzos para eliminar las diferencias de remuneración por razones de sexo.
- establecer o fortalecer los mecanismos legales en materias relacionadas con la remuneración o con la discriminación.
- fijar plazos para eliminar todas las formas de trabajo infantil que sean contrarias a las normas internacionalmente aceptadas y asegurar el pleno cumplimiento de las leyes vigentes al respecto.
- asegurar que, dentro del trabajo infantil, se tengan en cuenta las exigencias exesivas que tienen algunas niñas dentro de su propio hogar –y en otros- como labores no remuneradas.
- revisar, analizar y reformular, si correspondiera, las escalas de sueldos y salarios en las profesiones en las que predominan las mujeres.
- facilitar el empleo de las trabajadoras migrantes documentadas –incluídas las refugiadas- mediante el reconocimiento de títulos, diplomas y credenciales extranjeros y la adopción de un criterio integral en lo que respecta a la formación necesaria para incorporarse al mercado de trabajo, incluyendo la enseñanza del idioma del país.
Los gobiernos, las organizaciones gubernamentales, los sindicatos, o el sector privado, según corresponda, deberían:
- adoptar medidas para que hombres y mujeres puedan tener licencias temporales, tener las posibilidad de transferir sus prestaciones laborales y su jubilación y hacer arreglos para modificar el horario de trabajo sin sacrificar sus perspectivas de perfeccioamiento profesional y de carrera
- elaborar y suministrar programas educacionales que promuevan la igualdad de género y la exclusión de estereotipos en cuanto a las tareas que hombres y mujeres deben desempeñar.
- promulgar y aplicar leyes para la lucha contra el acoso sexual y otras formas de hostigamiento en los lugares de trabajo.