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Alfons Cornella: Me Arriesgo, Luego Soy Pobre

Desde 1995, Alfons Cornella no se detiene en cuanto a su investigación sobre la innovación, la gestión inteligente de la información, la aplicación de las nuevas tecnologías en el mundo profesional y en el de las organizaciones.

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Recorrió este camino desde sus boletines Extra net! a fines de los 90. En el 2000 creó el portal Infonomía.com donde se ofrece recursos, debates, investigaciones, «ir más allá de la noticia» con 40 revistas especializadas en diversas temáticas relacionadas al uso inteligente de la información, propuesta que ocasionó que en el 2003 Infonomía se convirtiera en un Club, con suscripción y creación de valor desde contenidos especializados y aportes de usuarios.

La comunidad de aprendizaje, consulta y debate que nació desde su sitio, hace seguir a Alfons apostando a la red de redes, justamente reflexionando sobre ella, dando a conocer casos novedosos de uso de la tecnología, y generando una reflexión crítica e inteligente sobre la sociedad de la información en la que transitamos.

Alejandro Piscitelli, en su reciente viaje a España tuvo la oportunidad de conversar con Cornella. En esta entrevista se focaliza en el tema que hoy día inquieta a Cornella: el lugar que se le da a la innovación tanto en un nivel micro, como lo son las organizaciones, como el nivel macro que pone en juego las políticas que se implementan en un país.

España, más exactamente Barcelona es la geografía desde donde nos habla Cornella pero que seguramente veremos reflejadas en prácticas que en América Latina también están ocurriendo.

Alejandro Piscitelli:- Alfons es un pobre, no es un «homeless» pero es pobre -sostiene al menos nuestro hombre enfáticamente, Alfons Cornella- ¿Cómo es posible que en esta España del euro y de tanta modernidad Alfons sea pobre?
Alfons Cornella:– Porque me arriesgué mucho en algo y todavía no tenemos un mercado. Estamos apostando por un mercado que no existe. Es mucho más fácil dedicarse a mercados maduros donde el cliente sabe lo que está comprando. Somos los primeros en hacer un club de emprendedores en España. «Me arriesgo luego soy pobre» es hoy un buen descriptor de la situación.

A.P.: – ¿De donde te viene la información de productos tan raros como los que se encuentran en tu sitio infonomia.com?
A.C.:– Estuvimos muy atentos a las presentaciones y encontramos allí cosas que se hacen de mucho nivel. Lo que pasa es que el país no los absorbe. Es un provincialismo que no es de Cataluña sino de España en general. Aprovechamos mucho más lo que viene desde afuera. Si tu producto sale en una publicación inglesa, sales en «The Economist» y hablan de ti. Aquí, hace años que hablas de algo y nadie te hace caso. Es lo que le pasa a Infonomia.

A.P.: – Visto desde afuera Infonomia es lo más ¿Por qué mantienes esa visión tan critica de lo que hacen ustedes mismos?
A.C.:– Tenemos derecho a equivocarnos. Hacemos lo que creemos y nuestro deber aquí es la calidad del trabajo que hacemos.

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A.P.: -Hay cerca de 40 revistas invitadas en Infonomia y sólo se fueron 3 o 4 por razones personales. ¿Cómo hiciste para reclutar a esta cantidad de brillantes talentos?
A.C.:– En un primer momento fue gente que tenía en mente y me dirigí directamente a ellos y ahora es más gente que se dirige hacia nosotros. Gente que se acerca y que tiene algo que decir.

A.P.: – ¿Te faltan algunos?
A.C.:– La verdad que no. Son más de cincuenta personas que se destacan en sus respectivos campos. Me gustaría eso sí, reinventar la naturaleza de la entrevista en temas tecnológicos y repensar cuáles son las preguntas especiales para los ejecutivos y sobre los retos que tiene el país. En España no se habla de la importancia que tiene la ciencia en el futuro algo que esta descontado en otros países.

A.P.: – ¿ A qué se debe que haya gente muy interesante en España y en AL y que no se conoce entre sí?
A.C.:– Aquí hay muchas más iniciativas institucionales que personales. Si quieres abrir una sociedad de innovadores necesitas del papá Estado o mamá institución que tiene que hacerlo. La gente no se da cuenta de que la gente es la que hace las cosas. Y eso significa que no hay energía de la gente, no hay energía para tomar riesgos.

A.P.: – ¿Cuál es la receptividad de la gente ante las iniciativas de Infonomia? ¿Se valora lo que hacen ustedes en España?
A.C.:– La receptividad varía aunque no llamo a una mucha gente. No intento convencer a alguno de lo que hacemos sino tiene experiencia previa de lo que hemos hecho. Es muy diferente la relación con gente con la que hemos tenido previamente contacto. Con un director de una fundación me desgastaría y no entendería lo que estamos haciendo. Ya he gastado suficiente energía en la construcción de mercado con gente que no entiende nada.

El Ministro español de Ciencia y Tecnología Josep Piqué estaba en la presentación del libro de Marcel Planalles y no sabía que Infonomia.com existía. Esto es obvio. ¿Cuántas de las cosas que dije en mi charla con él captó el sentido de que este es el tipo de organización que necesitamos para hacer una sociedad de la de información en España?

A.P.: – ¿Qué pasa con la sociedad de información en España?
A.C.:– Se hacen muchas cosas. A lo mejor somos demasiados duros con nosotros mismos. El factor principal de que esto no avance es que no se difunde lo que se hace. No hay mecanismos de difusión de los logros y de cómo las TICs mejoran los niveles de vida. Pasan muchas cosas pero no nos conocemos mutuamente.

Así nadie conocía a DiveInn Scubastore. Ganó el premio ofrecido por Infonomia.com a organizaciones que utilizan inteligentemente la tecnología y la información. Se trata de una empresa que se ha convertido en líder mundial en venta de productos submarinistas.

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Lo bueno que tienen los norteamericanos es que comunican lo que hacen. En España somos innovadores y no se habla para nada de ello. La innovación está socialmente castigada. En USA ser innovador significa ser héroe, aquí es ser un loco.

Arriesgarme como me arriesgo, ser pobre, tener recursos personales muy limitados es un absurdo. El dinero que podría tener haciendo otras cosas es incalculable. Cualquiera que estuviera bien de la cabeza no haría lo que hago.

Hay una clase creativa en España y en Barcelona más todavía. Aunque hoy día está en las catacumbas. El innovador esta por el subsuelo. Por arriba se mueve otro tipo de gente.

En los 80 no había innovadores. Ayer -mediados de Mayo del 2003- había 80 innovadores en la presentación del libro Casos exitosos en Barcelona en el seno del International Global Congress. No hay relación entre la economía real y la economía de la innovación. Las empresas tradicionales no incorporan en sus esquemas de trabajo la innovación que su país genera.

Hay un divismo de Microsoft por Accenture. Cataluña se rindió a Microsoft. El innovador social no aparece en el periódico. Todas las transacciones y los grandes negocios se hacen entre grandes empresa y entre un Estado que idolatra a los grande y sobretodo a los extranjeros

A.P.: – ¿En USA las cosas son muy diferentes?
A.C.:– No ahora porque es un momento coyunturalmente más duro. Pero aún cuando aquí la economía era más alegre éramos una granja. Falta un puente entre el innovador y el buen management. Fichar seniors (es decir contratar para su management solamente a gente con experiencia) como hizo Infojobs, una de las compañías preseleccionadas por los casos exitosos, es un buen slogan. Fue la idea más brillante para establecer la conexión entre las catacumbas y el abajo.

Infonomia tiene un contenido excepcional. A lo mejor algún día se convierte en un Instituto. La masa critica esta acumulada, y probablemente en el futuro inmediato incursionemos en la veta docente.

A.P.: -¿Qué propones desde Zero Factory -tu empresa- para mejorar esta toma de conciencia?
A.C.:– Hacer túneles para que los directivos vean a los innovadores y que los medios difundan la innovación. A un Ministro le diría que cree un programa para la innovación.

A.P.: – ¿Todo lo que escribiste entre el 1996 y 2001 no fue erosionado por el crack de las punto.com?
A.C.:– Pocas veces hablé de Terra, porque nunca creí en ese modelo, ni en el de Microsoft, nunca me intereso el modelo especulativo.

No somos conscientes de lo mucho que ha cambiado en estos cinco /siete años, ahora hay millones de personas que usan Internet, el cambio ocurrió. Internet es un electrodoméstico. Internet es hoy una heladera. Pero nadie habla de las heladeras. Estamos en un punto de normalización que hace que no sea sexy hablar de esto. Por eso no hablo de Internet sino de innovación.

Se intentará comercializar el Segway en Sudáfrica. Me parece una tendencia muy clara de que en África y en otros países van a utilizar lo que funcionó en otros continentes hace 20 o 30 años.

A.P.: – ¿Cuál es tu visión del uso inteligente de la información?
A.C.:– En 10 años no pasará mucho. En 1994 ya lo decía. Ponemos más el énfasis en la tecnología y no la información. El reto es semántico y semiológico. Todo apunta a que aprendamos a construir mensajes más intuitivamente comprensibles. El cine consigue sintetizar en emociones mensajes muy concretos. En la fusión del lenguaje cronológico y del lenguaje cinético de la imagen es de donde viene una nueva semántica.

El gran reto del aprendiz es cambiar las formas y no los contenidos. El aprendizaje es una creatividad social y hay que re inventar los códigos sociales de aprendizaje. Hay que cambiar los códigos y aprender leyendo y no con explicaciones. Cuando lees a Proust entiendes la época de Proust, lo mismo que con Stendahl.

Se pierde tiempo instruyendo en vez de emocionar. Poco tiempo dando a la gente razones para aprender. Hay que reinventar los procesos e introducir la pasión por aprender.

Hay que inventar un lenguaje que emocione instruyendo. Son las galaxias del cine y Gutenberg. No tengo idea de como será ese nuevo formato. Pienso mucho en los actos, en los acontecimientos sociales. Lo importante es la intensidad y no el potencial. Y la intensidad la consigues sólo con tu lamparilla delante de un libro y en un acto social. Hay que eliminar los actos mediocres y todas las lecturas mediocres.

Y debemos dedicar una parte del día a la intensidad. Como una ducha. No sé con que trasto lo haremos pero habrá que encontrar el momento del día para hacerlo. El rito de la cena será leer. En el trabajo será el de reunirnos para aprender.

El rito de la comedia es conocido por todo el mundo y tiene que haber lo mismo para alimentarnos aprendiendo.

Sino saldrá Bill Gates con cualquier cacharro. Puede ser una intranet fantástica en la empresa pero si no está políticamente bien visto estamos fritos. Hay empresas en donde esta muy mal que leas.

Los sentimientos son los que más padecen. Estamos narcotizados por el consumismo. Unido al individualismo se trafican con los sentimientos. Los medios de comunicación los están explotando.

Es traumático porque es lo único que nos queda. Volveremos a eso, la gente se aferra a eso como al salvavidas en medio de la convulsión. No podemos leer todo, por eso necesitamos emocionarnos.

SourceCompetir
Silvia Chauvinhttps://www.mujeresdeempresa.com/
La Arquitecta Silvia Chauvin es editora de Mujeres de Empresa, escribe sobre temas de tecnología y redes sociales.

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