¿Cuando tienes que dar una presentación importante te tomas el trabajo de ensayarla? Si no lo haces, en esta nota te vamos a decir porque deberías hacerlo y cómo practicar.
Durante muchos años en mi negocio de diseño gráfico la mayor rentabilidad provenía de preparar diapositivas para presentaciones de negocios. Muchos de mis clientes no eran buenos oradores y realmente sufrían con solo pensar en enfrentarse al público que, en la mayoría de estos casos, se componía de miembros de la misma empresa y por lo tanto de colegas, subalternos y jefes.
Aún así encargaban el trabajo a último momento como si ese “patear para adelante” fuera a posponer el tan temido momento. Y la necesidad de ensayar la presentación en realidad se veía reducida a la memorización del contenido, pero en muy escasas oportunidades esa persona se tomaba el trabajo de ensayarla en profundidad.
Y ya que hablamos sobre el mundo de los negocios, Carmine Gallo comenta en un artículo publicado en Harvard Business Review que Steve Jobs era reconocido como un orador extraordinario. Tal es así que Bill Gates se refirió una vez a él como un «mago» que «hechizaba» a su público. Jobs es uno de los pocos CEOs cuyas conferencias tienen una página dedicada en la Wikipedia; sus presentaciones por sí solas podían provocar un aumento en las acciones de Apple.
Pero si te fijas bien, su magia residía en que lo que parecía espontáneo era en realidad el fruto de numerosos ensayos.
Los mejores oradores hacen que las presentaciones parezcan fáciles precisamente porque ponen mucho esfuerzo en perfeccionar su discurso. Más preparación significa menos pánico y más confianza.
Y si tu crees que ensayar demasiado hará que suenes poco auténtica o espontánea, recuerda que los grandes oradores así como los actores y actrices ensayan numerosas veces hasta los menores detalles, no sólo el discurso en sí, las bromas, los gestos, los desplazamientos, el vestuario, el ritmo, el tono de voz, etc, creo que ya tienes una buena idea.
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Para que terminar de convencerte te cuento que una obra de teatro requiera hasta 6 semanas de ensayos, unos 5 días a la semana, 8 horas por día; y en general una vez en escena a ti te parecen convincentes ¿no?
¿Tú no tienes esa calma para enfrentar a una audiencia? Piénsalo de esta manera: Los bomberos, los astronautas, los pilotos de aerolíneas, etc, NO nacen con la capacidad de mantener la calma durante una crisis. Entrenan para enfrentar situaciones de mucha presión bajo condiciones similares a las que enfrentarán en el campo.
De la misma manera, la exposición repetitiva a hablar en público reduce la ansiedad que a menudo precede a un gran evento. Metete esto en la cabeza: Lejos de hacerte parecer un robot, ensayar te libera para disfrutar el momento y transmitir tu mensaje con pasión y energía.
Lo Que Debes Ensayar
- Obviamente el contenido de tu discurso
- El tono del mismo ¿debe ser sereno, entusiasta, apasionado, autoritario, etc.? Tu decides según las circunstancias.
- El ritmo del discurso, las pausas entre diapositivas si los hubiera o entre puntos importantes del discurso. Como en música, los silencios son importantes.
- El tiempo empleado, sobre todo si el evento tiene una pauta horaria muy estricta. No hay nada peor que te avisen que te quedan 3 minutos y tú todavía no llegaste ni a la mitad.
- Tu voz: volumen, ritmo, cadencia, tono, etc. Recuerda que hay que calentar la voz como hacen los cantantes antes de salir a escena.
- La mirada siempre puesta en el público, tienes que mantener el contacto visual con ellos.
- Tus improvisaciones: anécdotas, chistes (mucho cuidado con lo que alguien pueda considerar ofensivo), tu interacción con ellos, etc.
- Tu lenguaje corporal: Presta atención a tus gestos y movimientos de tus manos
- Tu ubicación y desplazamiento en el escenario o tarima
- El uso del equipamiento: notas, puntero láser, control remoto del proyector, software de presentación, copia de seguridad de la presentación.
Para que todo transcurra sin problemas si la presentación se hace en otro lugar del habitual, tienes que saber de antemano que equipos tienen. ¿No te ha pasado alguna vez ir a una conferencia en donde el conferencista no puede hacer andar la laptop o el proyector? ¿O que no tienen instalado el software para correr la presentación? ¿Y esos que se ponen a buscar la presentación en su hard disk o pen drive en el momento (y no la encuentran…)? Horrible… ¿Y esos que tiene que dar una demo o clase y dicen «a ver que les puedo mostrar hoy”…?
5 Claves para ensayar tu presentación
Las cinco pautas que veremos a continuación te ayudarán a sacar el máximo provecho de tu práctica. Comencemos.
Comprométete a mejorar 10 veces más que los otros
El «evangelio de 10x» es una filosofía empresarial que tiene su origen en Larry Page, el cofundador de Google. Cuando la mayoría de los líderes están contentos con una mejora del 10%, Page espera que su equipo cree productos 10 veces mejores que los de la competencia. Cualquier otra cosa, dice Page, significa que el producto o la compañía se vería como todos los demás.
La misma estrategia se aplica a la oratoria. Si quieres dar una presentación fascinante, una que realmente se destaque, prepárate para ensayar mucho más de lo que lo has hecho en el pasado, y 10 veces más duro que tus compañeros.
No hay un número mágico de cuánto debes practicar, algunas personas tienen una predisposición natural a hablar en público y otras no, pero déjame decirte esto, practica hasta que te salga natural, practica con suficiente antelación (semanas de ser posible), practica en voz alta, practica moviéndote como si estuvieras en el escenario, ensaya con el equipo que vas a usar.
Comienza con la misma fuerza con la que terminas
En este punto, puede que empieces a temer sonar demasiado ensayado. Aquí es donde la comunicación se convierte más en arte que en ciencia. Tu objetivo es sentirse segura sin memorizar cada línea, dejando así cierto espacio para la espontaneidad.
La idea es encontrar el ritmo y mantener la atención de la audiencia.
Recuerda que las dos partes más importantes de una presentación son el principio y el final. La introducción prepara el escenario para el resto de la presentación y le da a tu audiencia una razón para prestar atención. El final determina con qué partes de tu idea se irá la gente y cómo se sentirán acerca de la presentación en general.
Una charla TED es uno de los pocos casos en los que tiene sentido memorizar todas y cada una de las palabras, porque hay un límite estricto de 18 minutos. Para una reunión general de negocios, fija los dos primeros minutos y los dos últimos minutos de tu presentación, así como la primera y la última línea de cada diapositiva que compartas.
Practica bajo un leve estrés
Susan Cain, la autora de Quiet, es una persona introvertida que luchó toda la vida contra el miedo a hablar en público. Aceptar una invitación para el TED Talk estaba muy lejos de su zona de confort. Antes de su charla, un profesor amigo reunió a unos 30 de sus estudiantes y ex-alumnos para ver su práctica. Ensayar en condiciones del «mundo real» le dio la oportunidad de exponerse a lo que temía y enfrentarlo en dosis manejables.
La charla de Cain sobre el poder de los introvertidos ha sido vista más de 24 millones de veces desde entonces, y hoy en día disfruta de una carrera como oradora pública.
Los investigadores concuerdan en que la mejor manera de hacer una presentación es practicar bajo estrés.
Recuerda, repasar una presentación en tu mente no es lo mismo que hacerla frente a una multitud. Cuanto más practiques, menos posibilidades habrá de que te quiebres bajo presión.
Al principio, tu cuerpo puede reaccionar: La frecuencia cardíaca suele aumentar y las palmas de las manos pueden sudar, algunas personas tartamudean o no logran dominar el tono de voz. Pero a medida que te acostumbras a estar frente a una audiencia, incluso si esta se compone de sólo unas pocas personas, tu cuerpo dejará de mostrar síntomas de pelear o huir (después de todo somos mamíferos). Pronto pensarás que tu discurso es una oportunidad y no una amenaza.
Grábate ensayando
No hay feedback mas valioso que verte y oírte dar una presentación. Las áreas que necesitan mejoras saltan a la vista.
Al ver tu presentación, instantáneamente descubrirás hábitos de distracción tales como moverte sin control, evitar el contacto visual o voltear el cabello, tartamudear, etc. Identifica las áreas en las que parezca que no estás segura de tí misma o que te fallen las palabras. Esas son las secciones que querrás ensayar en voz alta o en el camino a casa.

La herramienta de práctica más valiosa que tienes está en tu bolsillo: Es tu smartphone. Coloca el teléfono en un trípode o apóyalo contra un libro, comprueba que estás bien enfocada o al menos que estás en el cuadro, chequea el audio y presiona grabar, comienza a dar tu charla y luego reprodúcela.
Luego analízala, corrige los problemas, pule la presentación y repite nuevamente.
Pide feedback
Antes de dar su primera charla TED, el escritor y podcaster Tim Ferriss (autor del famoso «La semana laboral de 4 hs») practicó su presentación ante un pequeño grupo de extraños en la casa de un amigo para ponerse bajo presión. Pero lo que hizo cuando terminó fue aún más crítico. Pidió a la audiencia que le diera su opinión e incorporó sus sugerencias en su próximo ensayo.
Ese feedback es tan importante porque te permite averiguar sin riesgos que es lo que tienes que mejorar a la vez que te permite ir ensayando gradualmente al hecho de pararse frente a una audiencia y cautivarla con tu exposición.
Conclusiones
Una presentación efectiva también puede ser su arma competitiva. Una gran presentación puede hacer muchas cosas: lanzar carreras, inspirar a los empleados, atraer clientes e inversores y socios.
Toma tu agenda y reserva algunas horas para practicar antes de tu próxima presentación crítica. Obtendrás mas beneficios de lo que puedes imaginar.
Y tú, ¿ensayas tus presentaciones?, ¿Tienes alguna rutina? Comparte tus experiencias con nosotras más abajo y dale al compartir en tus redes sociales.