Un concepto fundamental al hablar de producción es determinar cuál es la capacidad de producción de la empresa.
Si los objetivos marcan un cierto beneficio y por lo tanto unas ciertas ventas, éstas implican una producción determinada que se podrá medir en unidades, horas, máquinas, personal, etc.
En un momento determinado la capacidad de producción de la empresa es una en concreto.
Si la empresa no vende suficiente para hacer trabajar toda la capacidad tendrá un excedente improductivo. Si la empresa vende «demasiado» puede resultar difícil adaptar la capacidad de producción en un breve intervalo de tiempo.
Se pueden perder pedidos y tal vez clientes. Además, una mayor capacidad de producción implica una nueva inversión financiera que queda inmovilizada en la empresa. ¿Y si esta demanda de producción resulta ser algo temporal?
Conviene, pues, hacer un esfuerzo en determinar con el mayor grado de exactitud con qué capacidad de producción contará la nueva empresa y, sobretodo, cómo se va a responder a los cambios en la demanda tanto al alza como a la baja.
Hay que tratar de flexibilizar al máximo esta capacidad para adaptarse a las variaciones que se produzcan y compaginarla con el crecimiento previsto de las ventas.
En otras palabras, la persona de marketing debe prever la demanda; y la gente de producción debe prever como cubrir esa demanda.
Planificación de las Operaciones
Suponiendo que no hay problemas de capacidad, sigue siendo todo un reto planificar y gestionar las distintas unidades de producción: máquinas, personas, horas, etc. para atender simultáneamente los pedidos recibidos.
Existen diversos sistemas de planificación de la producción y, aquí, juega un papel importante la experiencia del emprendedor en la organización de las operaciones.
Normalmente se recoge en un Plan de Operaciones las distintas fases y tareas que se deben llevar a cabo para producir una unidad de producto o prestar un servicio.
Incluso se ha llegado a proponer que toda empresa debería imaginar que se trata de una franquicia y ser capaz de detallar por escrito todas las operaciones que se deban realizar.
Conocer al máximo como prestar el servicio o fabricar el producto va a permitir además avanzar por lo que se denomina la curva de aprendizaje o curva de la experiencia. Inicialmente producir una unidad tendrá un coste determinado para la empresa.
Teóricamente, se supone que a medida que se van produciendo más unidades o se presta más veces un cierto servicio se produce un aprendizaje que debería implicar un menor coste de operación.
Con el tiempo, la empresa se convierte en «experta» en ese producto y puede producirlo a menor coste.
Tecnología
Hoy en día casi ninguna empresa puede concebirse sin una determinada componente tecnológica.
Si bien la tecnología es algo que puede afectar a todos los ámbitos de la empresa y repercutir de distintas formas en su rentabilidad, en el área de producción el conocimiento y dominio de una determinada tecnología puede ser la diferencia entre estar en el mercado o quedar fuera de él.
Esto es elemental si esa tecnología resulta clave para la fabricación del producto.
Además el uso de la tecnología puede ser decisivo para diferenciar el producto a través de la mejora bien de la calidad del producto, bien de modificaciones en el producto ampliado.
La correcta gestión de la tecnología tanto en la producción como en el producto mismo puede ser decisiva para el éxito de un producto en el mercado.
Inventarios
Parece lógico que en una empresa se mantengan stocks en el almacén de materias primas y otros productos que se necesiten para la elaboración del producto acabado.
Sin embargo mantener un inventario para facilitar la producción implica sostener una determinada inversión financiera inmovilizada y, por tanto, apartada de otros usos en la empresa.
Como sucede con la capacidad de producción, la «capacidad de almacenaje» también requiere de una gestión lo más adecuada posible, tratando de reducir al mínimo la inversión en inventarios pero sin poner en peligro el ritmo de producción por una eventual falta de material.
También existen distintos sistemas de gestión de inventarios que tratan de adecuar los stocks a la demanda.
Los stocks son algo a tener en cuenta en el momento de crear la empresa pues pueden representar una buena parte de la inversión inicial para poner en marcha la empresa y cargar desde el primer momento la flexibilidad financiera del proyecto.
Logística
Otra función a considerar en relación a la producción es todo el movimiento de materiales y personas que se pueden producir en la actividad diaria de la empresa.
Desde la recogida y almacenaje de materias primas al almacenaje y entrega de productos acabados, pasando por el tránsito interno de los productos semi-acabados en producción, conviene analizar todos estos aspectos para alcanzar una fabricación lo más ágil posible y sin incurrir en costes «ocultos» que mermen la rentabilidad del proyecto.
En definitiva, la producción de la empresa, se trate de un puro proceso de fabricación o se trate de la prestación de servicios (que se ha dado en llamar servucción) es un factor que, no por conocido por el emprendedor, debe dejarse de tener en cuenta en la planificación del nuevo proyecto.
Más de un nuevo proyecto empresarial ha fracasado al no poder adaptar la producción al crecimiento de la demanda experimentado o al no haber permitido la elevada inversión inicial en capacidad productiva adaptarse a inesperados cambios en el entorno exterior.