Los cambios a los que nos enfrentamos diariamente generan un escenario en el que nos encontramos, en muchas situaciones, sin respuestas.
Las empresas redefinen sus negocios, los emprendimientos «punto com» están escribiendo sus propias reglas, y las PyMEs aprenden a navegar las aguas de la globalidad combinada con la localidad.
El entorno se transforma cada día, y las empresas tienen que vivir acompañando ese ritmo.
Para comprender el nuevo juego es necesario enfocarse en la complejidad. El escenario caótico y complejo hace más difícil descubrir las verdaderas reglas o patrones que determinan los juegos.
Esta comprensión implica también reconocer que no tenemos la capacidad de abarcar el todo y que, escasos de claridad, muchas de nuestras decisiones sólo contribuyen a aumentar la confusión.
Todas las decisiones incluyen en mayor o menor medida incertidumbres residuales.
Es decir, se desconocen con exactitud las condiciones iniciales (cómo se encuentran, dónde y qué están haciendo los proveedores, los competidores – actuales y potenciales -, los clientes, qué está pasando con los productos de la empresa, los de la competencia, y los sustitutos existentes) y la dirección y potencia de las fuerzas que afectarán en el mañana.
Esta falta de información redunda en consecuencias futuras lógicas y determinísticas, pero impredecibles, lo que hace aún más difícil nuestra tarea.
En momentos de alta turbulencia, la empresa atraviesa momentos de confusión y situaciones de transformación que requieren de modelos mentales flexibles. A largo plazo, la única manera de que el negocio no pierda el rumbo está dada por la fuerza de la visión enfocada y la estrategia. Cuando existe una visión enfocada arraigada en la organización, su alto grado de orientación, dirección y sentido fortalece la » fe» de sus miembros en el futuro deseado.
A medida que el negocio avanza, existe una necesidad de aprovechar mejor el uso de la energía del sistema, para conseguir mejores resultados de juego en cada una de las apuestas. Cada impulso que toma el negocio genera una serie de eventos que rompen con la «simetría» del sistema, y son estos eventos, precisamente los que le permiten a la empresa crecer.
Cada impulso, más allá de su intensidad afectará el ritmo que la empresa lleve. Así, en el campo de juego actual es lógico pensar que la empresa estará buscando continuamente nuevas fuentes de energía.
Ahora bien, paradójicamente las mayores fuentes de energía resultan muy inestables para la organización, porque son responsables de los impulsos que rompen con el equilibrio (simetría) y nos obligan a pensar estratégicamente para poder obtener los mejores resultados.
El equilibrio es sólo un estado transitorio y un momento de concentración de energía que permitirá a la empresa evolucionar. No intente buscar el equilibrio, por el contrario, aprenda a convivir en un ambiente plagado de impulsos generadores de desestabilidad.
Pensar estratégicamente y considerar la dinámica del marco estratégico del negocio es la mejor manera de encontrar un balance en medio de la inestabilidad propia del crecimiento.
Si la forma de comprender el nuevo juego de los negocios no es adecuada, entonces estaremos continuamente forzando al sistema a retornar a una condición de equilibrio donde desaprovecharemos la energía. Construir una visión enfocada en toda la organización es una necesidad para que las empresas se conduzcan con fuerza hacia el futuro.