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El Avance de la Mujer en lo Político

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La Embajadora Ellen Sauerbrey, representante de los EE.UU. para el Estatus de la Mujer ante las Naciones Unidas participa de la reunión del Foro de Mujeres del Mercosur, compartiendo sus experiencias sobre cómo conseguir mayor participación de las mujeres en la política.

Disertación de la Embajadora Ellen Sauerbrey ante el Foro de Mujeres del Mercosur

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Debemos ser parte del proceso político, lo que va más allá de votar sino también incidir a favor de aquellas cosas en las que creemos. También significa ser parte del proceso del gobierno y no solamente ocupar una banca, tener un asiento; sino significa construir poder.

La política y las mujeres

Uno de los problemas que tenemos es la escasa participación de las mujeres en el proceso político y cuando eso sucede, nuestro punto de vista no se hace oír. No todas las presentes pensamos igual, pero una de las ventajas de estar en este Foro, es que podemos traer a la mesa la experiencia de vida de la mujer.

La voz de la mujer es esencial para garantizar que sus inquietudes o intereses específicos sean escuchados. Marisa comentó bastante este punto: violencia familiar, equidad de salarios, de acceso al crédito, igualdad de acceso a becas o ayudas escolares, acoso en el lugar de trabajo, violencia en la sociedad, etc.

Las mujeres son más sensibles a estos temas, en el proceso político nuestra voz debe ser oída.

Ahora ¿qué es realmente lo que hacemos muy bien? Veamos: las mujeres somos fantásticas para construir consenso, también en todo el mundo somos las campeonas contra la corrupción, las mujeres electas tienen una responsabilidad particular: deben ser modelos, mentoras de otras mujeres y constituyen un puente entre la sociedad civil y el gobierno.

Las mujeres electas garantizan que las organizaciones no gubernamentales como las de ustedes tengan alguien a quien recurrir y les dan más acceso al sistema político.

Las mujeres también somos fantásticas para organizar campañas, somos buenas organizadoras, fantásticas movilizando gente, pero muy pocas veces participamos de la contienda por la función pública. Esa es parte de la razón por la no estamos representadas en todos los niveles de gobierno.

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A escala global nuestros números no están creciendo, durante la última década hubo relativamente poco cambio. Salvo en los países nórdicos, si miramos el resto del mundo, las mujeres sólo ostentan un 14% de las bancas o de los puestos en los gobiernos nacionales. En los EE.UU. tenemos un dicho: hay que jugar para ganar.

Lo que yo quisiera hacer hoy es compartir con ustedes algunas cosas de mi experiencia personal, parte de las enseñanzas que he aprendido y de las barreras que las mujeres tenemos que superar.

¿Por qué las mujeres ingresamos en la política?

Hay muchas razones, pero usualmente ocurre algo que hace que nos entusiasmemos por la política. Para mí fue hacer un viaje con mi esposo a un país dividido por un muro. Los padres de mi esposo habían nacido en Alemania, mi suegra era de Bavaria en Alemania occidental y mi suegro de Alemania oriental.

Así que cómo matrimonio joven tuvimos la oportunidad de pasar un verano entero en un país con dos formas de gobierno completamente distintas. Para mí esto fue como un caso de texto sobre el significado de la libertad humana, aprendí muchas cosas.

Aprendí cuan importante es que el gobierno proteja el derecho a la propiedad privada, lo importante es permitir a la gente que trabaja duro permitirle retener lo que gana. Aprendí que el progreso económico depende de personas dispuestas a asumir un riesgo e invertir una parte de sus fondos en iniciar una nueva empresa.

Porque son esas nuevas pequeñas empresas las que generan empleo para otras personas. Nada de eso sucedía en Alemania Oriental, en cambio Alemania Occidental, con el mismo tipo de gente, era una sociedad muy próspera. Para mi este fue un momento decisivo, volví de esa experiencia muy consciente por primera vez en mi país.

Quiero que sepan que no provengo de una familia influyente, privilegiada o con mucho dinero. Mi madre era secretaria, mi padre era operario sindicalizado en una acería. Tuve que trabajar para pagar la Universidad, donde me gradué como docente de escuela secundaria.

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En ese momento no tenía ningún interés en la política, pero después de ese viaje me di cuenta que era buena para organizar y que tenía la capacidad para convocar y motivar a gente.

Durante varios años organizaba campañas políticas para personas en las que yo creía. A veces, después de trabajar muy duro para que alguien fuera electo, no hacían lo que dijeron lo que iban a hacer. ¿Alguna vez les pasó eso?

Yo vivo en el estado de Maryland, a un lado de Washington DC, Virginia, donde vive Marisa, está al otro lado. Maryland era un estado con impuestos altísimos, regulamos a otras nuestras empresas como para que no quieran estar allí, teníamos fama de ser poco amigables con las empresas.

Cuando una empresa estaba considerando establecerse cerca de Washington DC, todas iban a ubicarse en Virginia. Miré esto y dije: tenemos que hacer algo respecto a esto. Con otras tres personas armé una asociación de contribuyentes en todo el estado y le pedíamos a los postulantes a un cargo público que firmara un compromiso de reducir esos impuestos. Adivinen qué pasaba: después de las elecciones, me decían, no podemos apoyar eso. Entonces llegué a la conclusión que debía meterme y hacerlo yo misma, por lo que me postulé.

El jefe del partido del condado me dijo: no hay forma de que puedas ganar. Así que me dieron ganar de trabajar el doble. El sistema político en los EE.UU. permite al candidato dirigirse directamente al elector sin necesitar el respaldo del jefe político.

Así que una elección se gana, golpeando puertas y pidiendo a la gente que vote por una, estaba en una excelente condición física en esa época, golpeando miles y miles de puertas. Gané y durante 16 años representé a un distrito de 120.000 personas en la legislatura de Maryland.

Uno de los aspectos positivos de este sistema político es que uno tiene la obligación de rendir cuentas a esa gente a la que previamente le golpeamos la puerta pidiéndoles que nos votara.

Pasaba la mayor parte de mi tiempo trabajando en los problemas individuales de la gente, la gente me llamaba porque la luz de la calle no estaba encendida, o porque tenían dificultades para cobrar la cuota alimentaria después de un divorcio o porque habían tenido un accidente y la aseguradora no les pagaba.

Cada día la gente me contactaba por algún problema en particular. Una de las cosas fantásticas de la política es que si una ayuda, la gente la vuelve a votar. Después de 16 años tenía una banca muy segura y me podía haber quedado en la legislatura para siempre.

Me pidieron que fuera líder del partido Republicano, mayoritariamente compuesto por hombres y que me postulara como candidata a la Gobernación del estado.

A nosotras las mujeres tradicionalmente no nos agrada asumir riesgos pero a veces hay que asumirlos, reconocí que la única manera en que podía cambiar el futuro de mi estado era postulándome a la gobernación.

Pertenezco a un partido minoritario que tenía en el padrón partidario la mitad de la gente que estaba registrada en la oposición, por lo que las posibilidades de ganar no eran muy altas. Ellos tenían 6 veces más fondos que yo. Y ¿saben que pasó? Perdí, pero perdí por menos de 5000 votos sobre un total de poco más de 1.500.000. ¿ Esa campaña sirvió para algo?

Absolutamente sí, creó una organización que no existía, aprendimos cómo recaudar fondos para una candidata mujer; yo no gané pero le abrí el camino al candidato republicano que ganó el año pasado, que es el primer candidato republicano en 36 años. No es muy divertido perder una elección, pero vienen otras oportunidades, ahora puedo trabajar para la mujer a nivel internacional.

Quisiera compartir rápido con ustedes algunas cosas que aprendí:

  • Nadie le regala a una mujer un cargo, hay que luchar para conseguirle.
  • Hay que comenzar temprano en la vida.
  • Hay que asumir riesgos.
  • Conseguir que una mujer sea electa es una combinación de buena suerte, amigos y duro trabajo.
    Todos los temas son temas de la mujer. Y como candidatas tenemos que estar preparadas y dispuestas a hablar de temas como: Impuestos, economía, delitos.
  • Enfrentamos barreras pero las superamos. Las barreras más usuales son: no tenemos apoyo partidario, las mujeres tenemos menos network, menos contactos por falta de participación en organizaciones, es más difícil recaudar fondos y lo que es más importante es que a la mujer le falta confianza en sí misma y una de las mayores barreras es que no tenemos tiempo. Con respecto a éste último punto quisiera hacer notar que no tenemos que hacer todo al mismo tiempo, en EEUU. la edad promedio en la que una mujer asume como legisladora estadual es 49 años.

Quiero cerrar hablando de un tema que yo siento apasionadamente. En muchos lugares del mundo y especialmente en los emergentes, no hay una tradición de democracia, por lo que las mujeres no tienen idea de cómo postularse. Por esta razón los EE.UU. este año van a presentar en las Naciones Unidas una resolución sobre la participación política de la mujer.

A menudo esas resoluciones tienden a ser ideas muy rebuscadas. Por eso estamos tratando de que esta sea muy específica: instando a los gobiernos, a los partidos políticos, a las ONGs y a la sociedad como un todo, a asumir un rol muy activo en las reformas para lograr, no solamente la igualdad, sino para retirar las barreras, y para que generen la capacitación que necesitan las mujeres en los cargos públicos.

Sé que no todas ustedes se van a postular a un cargo, pero sí pueden ser activistas políticas, porque así tendrán el poder de cambiar su país.

Ver también las ponencias:

Silvia Chauvinhttps://www.mujeresdeempresa.com/
La Arquitecta Silvia Chauvin es editora de Mujeres de Empresa, escribe sobre temas de tecnología y redes sociales.

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