Efectividad y humanidad, en una primer lectura, son valores incompatibles en los negocios.
Las creencias imperantes son: «Si quiero una organización efectiva, no puedo ocuparme de la humanidad,… después de todo nos pagan para lograr resultados, y no para que seamos ‘buenas personas’ «, o viceversa, «Si quiero una organización donde honremos al ser humano, tengo necesariamente que sacrificar resultados».
Desde Metamanagement proponemos perspectivas y herramientas que nos permiten salir de esta trampa cultural en la que nos encontramos hoy día, para descubrir que hacer de nuestra vida profesional una obra de arte, es la forma más efectiva de ocuparnos de los resultados que nos importan.
¿Cuáles son los factores que contribuyen para que más del 90% de las empresas altamente exitosas tengan una expectativa de vida que es la mitad de la de un ser humano? Todo logro está condicionado por procesos generados a partir de cierta infraestructura.
La inversión tecnológica en procesos e infraestructuras es condición necesaria pero no suficiente para la efectividad organizacional. La desconfianza, la confrontación, la falta de compromiso, el engaño y la mentira, los prejuicios, el pesimismo y la pérdida de entusiasmo, la impotencia, la poca claridad en la definición de objetivos, las luchas intestinas por tener razón y el malestar, tienen un enorme impacto en las posibilidades de crecimiento de una organización.
La forma en que elijamos ocuparnos de estos factores puede ser definitoria para la creación de una dinámica organizacional plena de vitalidad, que conduzca a la expansión de los negocios. Es mirando, atendiendo y aprendiendo a operar sobre los procesos humanos y la infraestructura humana como podremos aprovechar estas enormes oportunidades de mejora. (También podemos cerrar los ojos a la humanidad y contribuir así a la desaparición de lo que en algún momento fue una empresa exitosa.)
La calidad de mis relaciones con los demás y conmigo mismo, afecta directamente el resultado de una tarea específica. Cuán efectivos y humanos estamos siendo:
- Dimensión de las relaciones con los demás: crear relaciones de colaboración basadas en la confianza, la autenticidad y el respeto mutuo es nuestro objetivo.
- Dimensión de la tarea: nuestro objetivo es alcanzar ciertos resultados.
- Dimensión de la relación conmigo mismo: sentirme bien, en paz conmigo es aquí el objetivo.
- Dimensión del aprendizaje: aquí el objetivo es aumentar la efectividad futura en las otras tres dimensiones.
Esta nueva conciencia, la de la efectividad humana, nos permitirá descubrir oportunidades de mejora, para luego diseñar estrategias de acción y operar en forma más efectiva, ya que no podemos actuar sobre aquello que no vemos.
El problema de no verme como parte del problema es que no me veré como parte de la solución. A título de ejemplo, uno de los primero desafíos humanos que enfrenta una organización comprometida con la mejora continua y el aprendizaje, es crear una infraestructura de responsabilidad y protagonismo incondicional frente a las circunstancias en las que están inmersos sus integrantes.
Uno de los mayores obstáculos que nos impiden mejorar en algunas de las dimensiones de la efectividad es la creencia de que los problemas están ahí afuera y que son independientes de nosotros. Esta creencia se ve reflejada en nuestro lenguaje, en la forma en que explicamos lo que pasa cuando no pasa lo que queremos que pase.
Por ejemplo: «Llegué tarde a la reunión porque había mucho tráfico», «No te entregué el informe porque se cayó el sistema», «Con Juan no se puede hablar porque no sabe escuchar», «No alcanzamos las metas de venta porque la situación del país está muy difícil», «El cliente canceló el contrato y se mudó con la competencia porque no supo descubrir los beneficios de nuestro servicio».
El común denominador de todas estas frases es que el peso explicativo está puesto en factores que están fuera del control de los afectados. Aún cuando todas las explicaciones sean ciertas, reflejan una cultura organizacional de víctima irresponsable, que trae como consecuencia directa la impotencia para generar un futuro diferente.
El peaje que tengo que pagar para circular por la autopista de la mejora continua es ver cual es mi contribución, por acción u omisión, a lo que está pasando, para luego crear explicaciones poderosas como punto de palanca para mejorar cualquier dimensión de la efectividad.
Si bien no tenemos la posibilidad de controlar las circunstancias ni las consecuencias de nuestras acciones, sí tenemos la capacidad de elegir la respuesta que damos frente a dichas circunstancias, para así crear los resultados que deseamos, honrando nuestros valores y empleando los recursos que disponemos.
Ser humano es buen negocio
Andrés Ubierna es Coach Organizacional de Leading Learning Communities (LLC), una firma internacional creada por el Dr. Alfredo Kofman especializada en aprendizaje y efectividad organizacional.