Madrid, 2 de marzo de 2005.- Las dietas de adelgazamiento sin control médico y de forma continuada pueden ser una de las causas de la infertilidad femenina. «Cada vez existen más datos sobre la importancia de la dieta en la fertilidad.
Se ha comprobado que las dietas severas, más o menos intensas, que durante largo tiempo limitan la ingestión de ciertos grupos de nutrientes pueden forzar los mecanismos fisiológicos del organismo y conducir a la infertilidad», asegura el doctor Braulio Péramo, director médico de la Clínica Tambre de Madrid.
Lo habitual en este tipo de dietas es que estén basadas en la exclusión de algún componente de alimentos, generalmente grasa, con el fin de «engañar» al organismo y lograr, de forma rápida, perder peso. «Como consecuencia de esta evitación de las grasas», explica el doctor Péramo, «se suelen producir alteraciones menstruales que provocan infertilidad. Esto se debe a que muchas hormonas femeninas como la progesterona se forman a partir de grasas como el colesterol.
Por tanto, un aporte adecuado de grasas al organismo es muy importante para un adecuado funcionamiento de los sistemas hormonales».
Asimismo, las deficiencias de algunos oligoelementos como el ácido fólico, de ciertas vitaminas como A, C, D, E, B1 o de minerales como el selenio, zinc, calcio, yodo y hierro que se asocian con los trastornos la alimentación pueden provocar infertilidad. «En estos casos, sólo el incluir un suplemento dietético con estos elementos deficitarios en la dieta de la paciente es suficiente para restaurar la fertilidad normal» advierte este especialista.
Transtornos de alimentación y fertilidad
Por otra parte, los trastornos de alimentación extrema como anorexia, bulimia, etc, que provocan situaciones deficitarias de diversos nutrientes, suelen asociarse con la infertilidad. En el extremo opuesto, la obesidad puede producir también infertilidad, al alterar el normal equilibrio hormonal, lo que en muchos casos da lugar al síndrome de ovario poliquístico, característico en las pacientes con sobrepeso.
El doctor Péramo también alerta del papel que en la infertilidad juegan las sustancias nocivas incluidas en los alimentos de uso cotidiano. Así, toxinas, metales pesados y agentes químicos de distinta naturaleza -procedentes de forma habitual de fertilizantes e insecticidas utilizados en la agricultura intensiva- pueden alterar el normal proceso de producción de espermatozoides en el hombre.
Esta circunstancia se ha comprobado en numerosas especies animales y ahora se está comprobando en el hombre. «En varios estudios realizados en varones estériles», añade este experto, «se han encontrado cantidades elevadas de folatos y de difenilos policlorionados (PCB,s) causantes de la modificación de la calidad espermática».
En palabras del doctor Péramo:
«la dieta de la fertilidad se podrá definir como aquella que no excluya ningún grupo alimenticio, y que aporte una cantidad adecuada de nutrientes. El consumo de alimentos denominados ecológicos se asocia con niveles en sangre más bajos de algunas sustancias tóxicas – como los organofosfatos- por lo que es de esperar un efecto beneficioso a largo plazo».
La Organización Mundial de la Salud considera la esterilidad como una enfermedad, consistente en la «alteración de la normalidad en el proceso reproductivo de una pareja». Esta patología afecta entre 60 y 80 millones de parejas en el mundo.
En nuestro país, entre el 17-20% (cerca de un millón) de las parejas padece alguna anomalía reproductora. La esterilidad puede ser por causas masculinas en un 40%, femeninas en un 40% o mixtas en un 20%, aunque varios autores aseguran que un 90% se ve influido por causas psicológicas.