¿Cuál es el secreto para desbloquear la creatividad escondida en las actividades cotidianas, dando a cada gran idea una oportunidad?
Quizás creas que la respuesta se encuentra en atraer a tu equipo gente que sea excepcionalmente creativa, o en hacer la inversión correcta.
Aunque todo eso ayuda por supuesto, Linda sostiene que la clave para gestionar la creatividad colectiva consiste en liderar esa innovación y que eso requiere una clase especial de líder, uno/a que sea capaz de «desatar» y aprovechar el genio colectivo de la organización.
La profesora de Harvard Linda Hill, coautora de «El genio colectivo», ha estudiado algunas de las empresas más creativas del mundo para llegar a un conjunto de herramientas y tácticas para mantener grandes ideas que fluyen de cualquier persona de la empresa, no solo de los «creativos «.
Tres capacidades de las organizaciones innovadoras
- Abrasión creativa
Poder para crear un mercado de ideas mediante el debate y el discurso. No es una lluvia de ideas en la que las personas suspenden su juicio. No, esas personas saben tener acaloradas discusiones, pero con argumentos constructivos para crear una cartera de alternativas.
Aprenden a indagar a escuchar activamente, pero también aprenden a defender sus puntos de vista. Entienden que la innovación rara vez sucede a menos que haya diversidad y conflicto. - Agilidad creativa
Poder probar y refinar esa cartera de ideas mediante búsqueda rápida, reflexión y ajuste. Es aprendizaje por descubrimiento, es actuar, en lugar de planificar el futuro. Es el «pensamiento de diseño» en el que existe esa interesante combinación de método científico y proceso artístico.
Es ejecutar una serie de experimentos y no una serie de pilotos. Los experimentos son sobre aprendizaje. Cuando tienen un resultado negativo, realmente aprende algo que necesita saber. Los pilotos a menudo tienen que ver con tener razón. Cuando no funcionan, alguien o algo tiene la culpa. - Resolución creativa
Tiene que ver con tomar una decisión en la que uno puede combinar incluso ideas opuestas para configurarlas en nuevas combinaciones y producir una solución nueva y útil. Las organizaciones innovadoras nunca conceden para llevarse bien. No llegan a soluciones de compromiso. No permiten que un grupo o un individuo domine, incluso si es el jefe, incluso si es el experto. En cambio, han desarrollado un proceso de decisión más bien paciente y más inclusivo que les permite AMBAS soluciones y no ALGUNA solución.
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