¿Cuántas veces pensamos que ese cansancio, que no desaparece ni después de una buena noche de descanso, ya forma parte de nuestra vida?
Cansancio, pesadez, dolores articulares, embotamiento, son algunos de los síntomas que señalan que el organismo está saturado de toxinas y necesita una saludable limpieza.
Otros síntomas son la mala digestión, los dolores de cabeza, la circulación deficiente, el estreñimiento, las hemorroides, la falta de concentración, etc.
En estos casos, como siempre que se desee mejorar la salud, la alimentación juega un papel fundamental.
El primer paso será aumentar la eliminación de los residuos que provocan el malestar. Con las hierbas medicinales adecuadas a cada caso se logra mejorar el funcionamiento hepático e intestinal, y aumentar la excreción de líquidos retenidos.
La selección de los alimentos en esta primera etapa es primordial. Deben elegirse aquellos de fácil digestión, y de efecto purificador. El ejemplo ideal son las frutas y sus jugos, que actúan como diluyentes de sustancias endurecidas.
Durante la noche, las células descargan en el torrente sanguíneo todos los elementos sobrantes de su metabolismo.
Si la alimentación ha sido excesiva en proteínas, o en alimentos que proveen calorías pero son carentes de nutrientes esenciales, como por ejemplo azúcares, harinas blancas, gaseosas, alimentos muy industrializados, con conservantes, colorantes, edulcorantes, etc. las células no llegan a descargar estos deshechos metabólicos y la consecuencia es el malestar general durante el día, los dolores, el agotamiento, la disminución de la concentración, etc.
La desintoxicación debe hacerse en forma paulatina, para no saturar la sangre y los órganos de eliminación con todos los residuos almacenados en los tejidos durante largo tiempo.
Se debe también proveer al organismo de suficientes vitaminas y minerales para lograr mantener el buen funcionamiento de los sistemas.
Un segundo paso será aportar al organismo todos los nutrientes esenciales, tan necesarios para lograr salud y bienestar, especialmente rica en anti-oxidantes (vitaminas A, C, E, selenio y zinc), bio-flavonoides, enzimas, ácidos grasos esenciales, además de las proteínas, vitaminas y minerales. Verduras crudas, frutas, cereales integrales, semillas, aceites vírgenes, son entonces los alimentos más adecuados para ofrecer al organismo los elementos esenciales para su salud.
Es a veces necesario dedicar un tiempo a la planificación de la dieta; este esfuerzo será largamente compensado, ya que aumentará la energía, la capacidad de concentración y trabajo, el mejor aprovechamiento de las horas de descanso, procurando un sueño más profundo y reparador. Y respecto a los chicos, los ayudará a tener en mejores condiciones el sistema inmunológico, con las defensas altas, evitando resfríos, gripes, y demás problemas propios del invierno.
El resultado será algo así como un milagro. El eterno milagro de la naturaleza. Este milagro que no es tal, sino la consecuencia del trabajo para respetar sus leyes. Dentro de cada ser viviente está siempre encendida la chispa de la energía vital, verdadero médico-sabio interior, que espera ser re-descubierto para desplegar su sabiduría y darnos, a manos llenas, el don de la vida.