El sábado 27 de octubre estuvimos en el Centro Cultural Rojas para asistir al estreno de los videos y la presentación del libro «Barajar y dar de nuevo».
Como las usuarias de Mujeres de Empresa provienen de toda iberoamérica me voy a permitir aclarar un poquito la expresión «barajar y dar de nuevo» ya que es bien sabido que muchísimos castellanos o español conviven dentro del mismo idioma, además por supuesto tenemos a las usuarias de habla portuguesa.
Barajar viene de baraja, conjunto o mazo de cartas, por lo tanto la expresión viene a significar algo así como volver a mezclar las cartas y repartir de nuevo. O sea, organicémonos y volvamos a empezar. Seguimos, pues.
La Secretaría de Extensión Universitaria de la Universidad de Buenos Aires viene realizando un amplísimo programa de Capacitación para el Trabajo, compuesto de cursos cortos organizados temáticamente con el objetivo de permitir armar diversas estrategias de capacitación. Dentro de este contexto se desarrolla Barajar y dar de nuevo.
Diariamente escuchamos que se terminó el trabajo en el mundo, pero lo que se está terminando, o está cambiando, no es el trabajo, sino el empleo.
En medio de tanta política de ajuste y precarización del empleo, Barajar y dar de nuevo propone un espacio de encuentro, de reflexión y de intercambio para buscar formas alternativas de organización del trabajo, crear redes, en fin, espacios de invención colectiva.
Porque como decimos siempre desde Mujeres de Empresa: solos siempre perdemos…
Se presentaron 4 videos y los protagonistas de los proyectos conversaron con el público.
Historias sobre la tierra
Movimiento de mujeres agropecuarias en lucha
Norma de Astorquía y el grupo Mujeres agropecuarias en lucha. Norma pertenece a una de las 230.000 familias del campo que forman los productores familiares agropecuarios.
Cuando los procesos de concentración de la tierra en manos de los grandes productores y no pocas multinacionales, se tornaron acelerados, estas familias se enfrentaron a la pérdida de sus tierras, su cultura y su identidad.
Este sector, fuertemente endeudado con los Bancos, se enfrenta al problema del remate de sus tierras. En una de esas oportunidades, una propietaria pidió ayuda para parar el remate y se juntaron tantas mujeres que este no se pudo llevar a cabo.
A partir de este incidente, las protagonistas comenzaron a intercambiar teléfonos para convocarse cuando se anuncia un remate. Llegan entonces mujeres de todos los rincones del país que, cantando el Himno Nacional, impiden al juez leer el acta para iniciar el remate.
Por supuesto que ante tan «mala prensa» los Bancos tienen que renegociar.
Para quienes hayan visto las fotos de la marcha a Plaza de Mayo, Norma es la mujer que maneja el tractor.
Cooperativa de trabajo Agroamérica:
Ubicada en Abasto, localidad cercana a la ciudad de La Plata, esta cooperativa propone un proyecto de interacción entre la urbe y el cinturón verde del Gran La Plata.
Promueve la agricultura orgánica y el establecimiento de nuevos vínculos entre productores y consumidores.
Yaguané, la Cooperativa dijo sí
El frigorífico Yaguane, ubicado en la localidad de La Matanza, provincia de Buenos Aires, inició sus actividades en 1958.
Su desarrollo se fue consolidando a lo largo de 2 décadas hasta que, a comienzos de los 90, inicia su declive. Tras un vaciamiento en 1966 entra en quiebra.
Los trabajadores se organizan, forman una cooperativa y consiguen la condonación de algunas de las deudas y la refinanciación de otras.
A los 380 puestos de trabajo iniciales se han sumado otros 100.
Actualmente cuentan con seguros, servicio médico, comedor, provisión de carne y transporte sin cargo. Han organizado una biblioteca donde además se imparte ayuda escolar y colaboran con 20 comedores escolares.
Una lógica…» Cooperativa de consumo y vivienda Quilmes.
Esta cooperativa, ubicada en Ezpeleta, Quilmes, se inició en 1987, entre un grupo de amigos que querían tener su casa propia y no encajaban en ningún plan. Surgió así la idea de tomar cartas en el asunto y trabajar dentro de un sistema de autogestión y ayuda mutua.
Cada miembro de esta cooperativa aporta una cuota mensual para el pago de los materiales de construcción y 80 horas mensuales mínimas de trabajo en la obra. De esta manera lograron auto construir un barrio de 220 casas al que dotaron de cloacas, gas natural, red eléctrica, alumbrado público y asfalto. Todas esas redes de infraestructuras las realizaron ellos mismos.
En el caso de las losetas para el asfalto, tienen un excedente de producción que venden o cambian en los corralones de la zona por otros materiales de construcción.
Además, para varios socios que se encuentran desempleados, la cooperativa constituye una opción de trabajo a tiempo completo.
Actualmente compraron un nuevo terreno en el que proyectan construir otras 120 casas.
IMPA «Metalúrgica y Cultural»
IMPA (Industrias Metalúrgicas Plásticas Argentinas) una metalúrgica de origen alemán fundada en 1918 en el barrio de Almagro, nacionalizada por Perón en 1948, transformada en cooperativa en 1961 por el entonces presidente Frondizi, al borde de la quiebra en 1998 y rescatada por sus trabajadores, que funciona, además, como un Centro Cultural.
La empresa especializada en fundición, laminación, envases y papeles de aluminio, abastece a firmas de primera línea en alimentos, laboratorios medicinales, autopartes y menaje, además de ser uno de los principales proveedores de material descartable de aluminio (bandejas de rotisería, por ejemplo). Es de destacar que en esta fábrica se hacían parte de los aviones Pulqui.
En diciembre de 1999 los obreros – socios decidieron compartir su espacio y generar allí mismo un Centro Cultural para retribuir a la comunidad (que en el momento de crisis mostró signos de solidaridad) con alguna actividad que pudiera aprovechar el espacio disponible.
Surgió así este original Centro Cultural donde conviven trabajadores en plena jornada laboral con el dictado de cursos o realización de recitales y otras actividades.
Hoy IMPA se ha convertido en un enorme centro de trabajo y educación liderado por una cooperativa conformada por 141 socios trabajadores que mantienen abierta una de las dos únicas procesadoras de aluminio del país.
Quiero rescatar la frase con que termina el libro porque llama a la reflexión e invita a la esperanza:
«El futuro podrá ser incierto. Pero no tiene que ser obligatoriamente desdichado».